La pandemia por COVID-19 dejará afectaciones a la salud mental que serán visibles hasta al menos los próximos 10 años. Igualmente, el estigma existente en torno a estas enfermedades continuará complicando su diagnóstico y tratamiento según afirman especialistas en México.
“En la próxima década se seguirán atendiendo las consecuencias de la salud mental en la población que actualmente vive en el contexto de la pandemia”, comentó en una entrevista con agencias internacionales en el país azteca el neuropsiquiatra Edilberto Peña.
A propósito del Día Mundial de la Lucha contra la Depresión, que se conmemora cada 13 de enero, Peña quien es director del Centro de Investigaciones del Sistema Nervioso de México, afirmó que la depresión es una enfermedad compleja, crónica y recurrente que afecta a más de 280 millones de personas en todo el mundo.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que el 5 % de la población adulta en edad productiva en Latinoamérica sufre algún tipo de depresión.
Te puede interesar:En el día internacional de la depresión
De acuerdo con las consideraciones de Peña, gracias a la pandemia de COVID-19 este padecimiento se ha visibilizado como nunca debido a que ha aumentado hasta en un 20 % su incidencia en algunos países como México.
“La ansiedad también se ha incrementado en 50 %, mientras que el intento de suicidio hasta en 40 %“, refirió el especialista.
Según la Asociación Psicoanalítica Mexicana, la depresión ha sido la principal enfermedad mental en el país desde 2020, y la pandemia del nuevo coronavirus acrecentó dicho problema.
“Esto se debe no solo al confinamiento, sino a la pérdida de trabajos, de los seres queridos“, explicó Peña.
Depresión en personal sanitario
Por otra parte, según los resultados de un estudio realizado por la Universidad de Chile y la Universidad de Columbia, con la colaboración de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el personal de salud de 11 países de Latinoamérica registra elevadas tasas de síntomas depresivos, pensamiento suicida y malestar psicológico.
El informe The COVID-19 Health Care Workers Study expone que entre 14,7 % y 22 % del personal de salud entrevistado en 2020 presentó síntomas que hacían sospechar episodios depresivos, mientras que entre un 5 % y 15 % manifestaron que pensaron en el suicidio.
El estudio también resalta que en algunos de esos 11 países solo recibieron atención psicológica menos de un tercio de quienes expresaron necesitarla.
“La pandemia evidenció el desgaste del personal de salud y en los países en los que el sistema de salud colapsó, el personal sufrió jornadas extenuantes y dilemas éticos que impactaron en su salud mental”, afirmó Anselm Hennis, director del Departamento de Enfermedades no Transmisibles y Salud Mental de la OPS.
Te puede interesar:El tiempo de ocio aleja la ansiedad, la depresión y el estrés
Este estudio consistió en entrevistas a 14.502 trabajadores sanitarios de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Guatemala, México, Perú, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela, y contó con la participación de académicos e investigadores de instituciones de esos países.
La necesidad de apoyo emocional y económico, la preocupación por la posibilidad de contagiar a sus familias, los conflictos con los familiares de las personas infectadas y los cambios en las funciones laborales habituales fueron algunos de los principales factores que afectaron la salud mental del personal sanitario.
“La pandemia aumentó el estrés, la ansiedad y la depresión de los trabajadores de la salud y dejó al descubierto que los países no han desarrollado políticas específicas para proteger su salud mental”, dijo Rubén Alvarado, académico del programa de salud mental de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y uno de los investigadores del estudio.