Para el próximo verano, un tipo de inmigración que ha sido casi eliminado por la administración Trump podría regresar con fuerza a Pensilvania: el reasentamiento de refugiados. Los refugiados y las organizaciones que trabajan para traerlos aquí celebran el próximo cambio de administración.
Joe Biden se comprometió a aumentar el número de refugiados que se trasladan a los Estados Unidos anualmente a 125.000 personas, un número que no se había visto desde mediados de la década de 1990.
Un testimonio sobre el evento fue recogido por Laura Benshoff de WHYY. Se trata de las palabras Rezwan Natiq, un afgano de 33 años que se reasentó en la zona de Filadelfia con su esposa e hijos en 2019. “Estoy realmente muy feliz por esto”, dijo.
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Huyó de su país natal después de trabajar para las fuerzas armadas de EE.UU. Realizó allá un trabajo que lo convirtió en un objetivo de los ataques de los talibanes. La dinámica de las guerras en las que participa EEUU siempre han generado refugiados.
Reasentamiento de refugiados
Los organismos locales de reasentamiento acogen con agrado el cambio. Tuvieron que reducir o cambiar sus operaciones durante los últimos cuatro años. Sin embargo dicen que se necesitarán enormes recursos y planificación para volver a aumentar las operaciones.
Cathryn Miller-Wilson, directora ejecutiva de HIAS Pennsylvania, aseguró que “obviamente estamos muy emocionados. Es como si el sol volviera a salir en los Estados Unidos”, dijo. Ella dirije una organización sin fines de lucro que reasienta refugiados en Filadelfia.
Los grandes cambios en las políticas de refugiados de EE.UU. se produjeron en los primeros días de la Administración Trump. En enero de 2017 se dispararon una serie de órdenes ejecutivas destinadas a reformar el sistema de inmigración. El reasentamiento de refugiados sufrió una fuerte fractura.
Una inusual severidad
La administración de Donald Trump se destacó por una inusual severidad con las políticas de reasentamiento de refugiados. Incluso en los casos donde las cargas geopolíticas aplicadas por la nación a pueblos extranjeros generó la consecuencia.
En primer lugar, emitió la prohibición de viajar, que impidió a cualquier persona de siete países venir a los Estados Unidos por cualquier razón. También puso en pausa todas las llegadas de refugiados. Buscaba que la administración pudiera estudiar los procedimientos de investigación y, si fuera necesario, mejorarlos. Al final de eso, se pusieron en marcha nuevas regulaciones que “complicaron innecesariamente” el ya exhaustivo proceso, dijo Margaret O’Sullivan, directora ejecutiva del Nationalities Service Center.
Pensilvania en mínimos históricos
Antes de la administración Trump, el reasentamiento de refugiados ya se sometía a controles de seguridad “más rigurosos”. Su proceso era más meticuloso al que se somete cualquier otro visitante a los Estados Unidos, según la administración anterior.
La rama Ejecutiva también tiene amplios poderes para establecer una cifra aproximada de cuántos refugiados pueden venir. Eso es lo que se denomina la determinación presidencial.
La administración Trump redujo ese límite máximo año tras año. Llegó a limitar las nuevas llegadas a sólo 15.000 en todo el país para el año fiscal 2021. En octubre ocurrió la cifra más baja desde que comenzó el moderno reasentamiento de refugiados en los Estados Unidos.
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En Pensilvania, eso llevó a una disminución en el número de refugiados que se trasladan aquí. De 2.698 en el primer año de su presidencia, a 460 en el año fiscal más reciente. Los datos provienen del Departamento de Servicios Humanos de Pensilvania.
La pandemia de coronavirus también deprimió las llegadas este año, dijo el personal de la agencia de reasentamiento. Los refugiados son colocados a través de organizaciones religiosas que operan en cinco regiones del estado: Filadelfia, Allentown/Scranton, Harrisburg/Lancaster, Erie y Pittsburgh.