El escenario recreado tantas veces por Hollywood de una humanidad casi o totalmente extinta debido a una guerra nuclear es más real que nunca, de acuerdo a las agoreras declaraciones del presidente ruso, Vladimir Putin. Y es que el fin de la Guerra Fría nos había hecho creer que la posibilidad de una extinción masiva era cuestión del pasado, un desliz en nuestra racionalidad, una locura del siglo XX.
Putin en sus declaraciones emitidas durante su rueda de prensa anual que reunió a 1.700 periodistas locales y extranjeros en Moscú, ha reavivado el atávico temor del fin de la humanidad. Según el mandatario ruso, el abandono de los acuerdos de desarme nuclear por parte de los Estados Unidos monta la escena para una carrera armamentista indetenible y de consecuencias catastróficas.
El abandono al que hace referencia lo constituye el tratado de eliminación de misiles nucleares de alcance corto y medio. La clave principal de la preocupación de Putin es la minimización de este riesgo pues esta tendencia lleva a un uso cada vez menos restringido de las poderosas armas nucleares. Bajo su perspectiva, parecemos no entender aún con claridad el significado de una “catástrofe nuclear global”. Por ello, hizo especial hincapié en no llevar esta nueva escalada armamentista hasta extremos irreversibles y de funestas consecuencias para la humanidad en general y la vida en nuestro planeta.
Una pregunta inquietante que utilizó como argumento concreto en sus advertencias fue la de qué hacer si llegaran a aparecer esos misiles en Europa. Respondiéndose a sí mismo, anunció que las estrategias estarían centradas en la defensa de la seguridad de su país. Esto implicaría la activación de armamento capaz de neutralizar el sistema de defensa antimisiles, que sería visto por otros países como una ventaja de Rusia, ya que ellos carecen de este tipo de mecanismo de defensa, y esto produce la sensación de un mayor dominio militar ruso.
Sin embargo, Putin contrapone a esta visión, la idea del equilibrio, la preservación de la paridad. “Luego, no se quejen” fue la expresión usada por el inquilino del Kremlin, indicando de esta manera que no va a aceptar reclamos al respecto.
Por José Espinoza