Los dominicanos acudirán el próximo domingo 5 de julio a las urnas para elegir al sucesor del actual presidente Danilo Medina, en unas elecciones generales celebradas en plena pandemia del coronavirus.
A diferencia de comicios anteriores, los protagonistas no han sido los candidatos sino el coronavirus. Debido a la pandemia quedaron prohibidos los mítines, los críticos del Gobierno han calificado la ayuda humanitaria desplegada durante la crisis como propaganda electoral y el candidato opositor visto como favorito, Luis Abinader, cayó en cama durante dos semanas infectado por la COVID-19.
Los comicios, originalmente pautados para el 17 de mayo, fueron postergados por las autoridades electorales quienes eligieron celebrarlos en julio para cumplir el mandato constitucional que fija el traspaso de poderes de los presidentes el 16 de agosto.
El cambio de fechas propició que las elecciones se efectúen cuando se registra en el país un repunte de contagios luego de la reactivación de la economía iniciada el 18 de mayo.
Como una manera de garantizar la participación en el proceso, en el que los principales candidatos son Abinader y el oficialista Gonzalo Castillo, el Gobierno rescindió el plan de reapertura de la economía y anunció multas de hasta 1.700 dólares a quienes no usen mascarilla en la calle.
El miedo al contagio preocupa a cerca del 30 % de la población según sondeos difundidos en medios locales, por lo que se teme que el nivel de participación baje. En las elecciones de 2012 y 2016 la abstención electoral rondó el 70 %.
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Las propuestas de campaña han girado alrededor de los planes de recuperación post coronavirus y los principales candidatos han realizado donaciones relacionadas con la enfermedad.
Abinader donó un hospital de campaña y ha encabezado una “ruta solidaria” para ayudar a personas afectadas en diferentes partes del país, mientras que Castillo dice haber empleado unos 4 millones de dólares, la mitad de los fondos declarados de su campaña electoral, en ayuda humanitaria.
Este gasto ha incluido la organización de vuelos de repatriación de dominicanos varados en el extranjero y el reparto de toneladas de comida en barrios pobres, zonas donde se encuentra el voto habitual del Partido de la Liberación Dominicana, organización que según las encuestas, podría perder el poder por primera vez desde 2004.