Los viejos socios con tradición parental no tienen razones para usar a la economía para influir en asuntos íntimos y sin dilaciones se abalanzaron sobre una mesa para conseguir mejorar el ya exitoso intercambio mercantil.
En el marco de este espíritu familiar el presidente Donald Trump no vaciló en expresar su confianza hoy para que los Estados Unidos y el Reino Unido consigan a la brevedad un acuerdo comercial al que vaticinó como “muy sustancial” una circunstancia que se ve facilitada por el “brexit”.
Las dos cabezas de los poderes ejecutivos, Donald Trump y Theresa May, quien será Primer Ministro hasta el 6 de junio, acercaron en mesa redonda a una representación de empresarios de ambas naciones, un pequeño grupo que representa el por qué en 2018 entre Londres y Washington se pactó una canasta comercial que rondó los 240 mil millones de dólares en intercambio comercial.
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El palacio de Saint James fue el escenario para el trazo de las ideas de uno de los temas en los que Donald Trump parece tener suficiencia, un espacio donde se celebró la longeva relación comercial entre la vieja colonia y la patria que llevó el germen de la libertad a suelo americano hace 243 años.
La primer ministro Theresa May, expresó el interés del Reino Unido de ampliar la dimensión del intercambio binacional de bienes y servicios, una realidad que puede mejorarse aún más cuando está en ciernes un pacto bilateral de libre comercio.
“Aprecio mucho la relación que hemos tenido”, dijo por su parte Trump en su breve discurso de apertura, antes de añadir: “Creo que tendremos un acuerdo comercial muy, muy sustancial”.
“Vamos a hacerlo”, incidió, y apostilló: “No sé exactamente cuál es su calendario, pero quédense, hagamos este acuerdo”.
La institución del Ejecutivo del Reino Unido, instó a “seguir con el trabajo conjunto para apuntalar, moldear e influir en la economía global, sus normas y sus instituciones, a fin de mantener los mercados libres, justos y abiertos, y las empresas e industrias competitivas”.
Participaron en la cita empresarial, entre otros, el príncipe Andrés, duque de York; los ministros británicos de Economía, Philip Hammond, y Comercio Internacional, Liam Fox; el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, y su colega del Tesoro, Steven Mnuchin, e Ivanka Trump, hija del presidente.
Por parte de las empresas, estuvieron los directivos de la aeronáutica británica BAE Systems, la farmacéutica GSK, el banco Barclays, la eléctrica National Grid y Reckitt Benckiser, mientras que, de EEUU, participaron los de JP Morgan Chase, Lockheed Martin, el banco Goldman Sachs International, la firma de ingeniería Bechtel y Splunk, de software.