La Organización Mundial de la Salud pidió activar un nuevo impulso internacional para combatir las desigualdades que caracterizan a las enfermedades tropicales desatendidas, y garantizar que las comunidades más pobres y marginadas, que son las más afectadas, reciban los servicios sanitarios que necesitan.
El director general de la Organización, Tedros Adhanom Ghebreyesus, recordó en un mensaje que la pandemia del COVID-19 ha sumido a millones de personas en la pobreza y ha afectado a quienes ya tienen un acceso limitado a los servicios sanitarios.
En total, se trata de 20 enfermedades que incluyen dengue, lepra, leishmaniasis, esquistosomiasis, rabia humana transmitida por perros, sarna, la enfermedad de Chagas, los parásitos intestinales y el tracoma. Todos estos padecimientos ponen en riesgo la salud de más de 200 millones de personas.
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La mayoría de estas enfermedades se propaga por vectores, tienen reservorios animales y están relacionadas con ciclos vitales complejos. La suma de estos factores dificulta enormemente su control sanitario.
La pandemia interrumpió las actuaciones previstas en los programas de control y eliminación de estas enfermedades en las Américas, tales como las masivas campañas de suministro de medicamentos, las encuestas y la búsqueda activa de casos, que había tenido mejoras.
Colombia se convirtió en 2013 en el primer país del mundo que eliminó la oncocercosis, una enfermedad parasitaria que puede provocar ceguera. Ecuador, Guatemala y México le siguieron poco después, y actualmente solo queda un foco de oncocercosis a nivel regional en la frontera entre Brasil y Venezuela.