“Ni una deportación más”, ese fue el grito de cientos de manifestantes que salieron a las calles de Washington y otras veinte ciudades en Estados Unidos para pedir al presidente Joe Biden que cierre los centros de detención de migrantes ICE y ponga fin a las expulsiones.
En el exterior de la sede Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) en Washington, decenas de manifestantes exigieron que se libere a los más de 18.000 inmigrantes detenidos y pidieron que el gobierno estadounidense tome medidas “inmediatamente”, según pudo constatar la AFP.
La red de detención de inmigrantes del ICE se compone de unas 200 cárceles en todo el país y el 79% de las personas están recluidas en instalaciones privadas u operadas por entes privados.
El Día Nacional de Acción “comunidades, no jaulas” consistió en 20 protestas en todo el país para pedir al gobierno que cumpla sus promesas de eliminar gradualmente el uso de estas instalaciones.
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Algunos de estos centros ya se han cerrado, pero las asociaciones de migrantes temen que se sustituyan por “alternativas a la detención” como el arresto domiciliario y un toque de queda, lo que consideran que equivale a lo mismo “mediante medidas de vigilancia restrictivas y abusivas”, según un comunicado.
Mireya Reith, directora ejecutiva de Arkansas United y copresidenta de FIRM Action, estima que “Biden debe hacer todo lo que esté a su alcance para brindar alivio a millones de inmigrantes cuyas vidas continúan en el limbo”.
En días pasados, en su primer discurso sobre el estado de la Unión, Biden llamó al Congreso a aprobar la reforma migratoria “de una vez por todas” porque no solo es lo correcto, sino “lo económicamente inteligente”.
Marcela Hernández, directiva de Detention Watch Network, opina que la retención de migrantes “es inhumana, costosa a nivel moral y financiero y completamente innecesaria”.
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Las asociaciones enviaron una carta al director interino del ICE, Tae D. Johnson, firmada por 200 organizaciones, pidiéndole la liberación “de inmediato de todas las personas bajo custodia” de la institución.
Un análisis reciente del Pew Research Center halló que casi cuatro de cada diez latinos (39 %) en Estados Unidos dicen que les inquieta que ellos, un familiar o alguien cercano puedan ser deportados.
Esa preocupación es mayor entre los migrantes hispanos, de los que más de la mitad (51 %) dicen que los intranquiliza que ellos o alguien que conocen pueda ser deportado, una proporción mayor que entre los latinos nacidos en Estados Unidos, 28 % de los cuales dicen tener las mismas preocupaciones.