Desde este martes 24 de agosto Tokio se transformó en la capital mundial de la esperanza y la superación para albergar a más de 4 mil atletas que vencieron todo tipo de adversidades.
Los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 se extenderán hasta el próximo domingo 5 de septiembre, una cita marcada por la pandemia y enmarcada en los más estrictos controles de seguridad.
En estas competencias participan atletas con discapacidades físicas, mentales o sensoriales, como amputaciones, ceguera, parálisis cerebral y discapacidades intelectuales. En esta oportunidad se reúnen 4.510 historias de resiliencia que representan a 160 países.
Todos ellos decidieron enfrentar el destino y sus limitaciones, ejemplo de cómo se pueden derrotar los impedimentos y al mismo tiempo crecer como ciudadanos. Sobre la pista del estadio nacional de Tokio también desfiló la ‘niña milagro’, quien sobrevivió a la bomba de TNT con la que se suicidaron sus padres.
Haven Shepherd sólo tenía 14 meses cuando sus progenitores vietnamitas, quienes mantenían una relación extramatrimonial, ataron el poderoso explosivo a sus cuerpos. Abrazaron a la inocente niña y se estallaron en mil pedazos. Pensaron que si no podían estar juntos, debían morir todos en un suicidio familiar.
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Sin embargo, la explosión arrojó a la criatura a nueve metros de distancia. Los padres suicidas perdieron la vida al instante, pero la pequeña sobrevivió contra todo pronóstico. Los médicos tuvieron que amputar sus piernas por debajo de la rodilla debido a las graves heridas.
Sus abuelos eran demasiado pobres para mantenerla y pagar los tratamientos médicos. Y cuando todos pensaban que se había acabado todo para ella, a los seis meses llegó un matrimonio de la ciudad de Carthage, estado de Missouri, para adoptarla y darle una segunda oportunidad. La llevaron a un hogar compuesto por cuatro hermanas mayores y dos hermanos.
“Sobreviví a algo tan dramático, se suponía que no debía vivir”, dijo Haven a la BBC. “Siempre he bromeado con mis hermanos diciendo que soy la niña milagro, que soy la favorita de mamá y papá”, comentó la nadadora de 18 años quien debuta en sus primeros Juegos Paralímpicos como símbolo de esperanza y superación. La “niña milagro” hoy sólo tiene buenas palabras para su familia de acogida y para la vida.