Filadelfia, es una de las ciudades de los Estados Unidos con mayor índice de criminalidad, un hecho que engendra una sensación que enerva los contextos y que fue la mecha que encendió la respuesta de una muchedumbre que recientemente linchó a un criminal en la vía pública.
El ajusticiamiento tuvo lugar entre las calles 29th y Dauphin. Fue reportado alrededor de las 9:00 p.m. a las autoridades policiales. Todo ocurrió la noche del pasado 11 de julio. En el incidente están como víctimas tres niños y su presencia en el evento posiblemente desbordó los ánimos y reactivó en la memoria colectiva una “ejecución social”.
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Eric Hood, de 54 años de edad, a quien las autoridades policiales le endosan un amplio prontuario, fue empujado por la oportunidad al encontrar un auto encendido y decidió robarlo. Al momento no se tiene claro si el hombre advirtió antes del hurto la presencia de los menores en el vehículo. Ya en ese instante Hood estaba sumido en los delitos de robo y secuestro de niños.
Hood, quien tenía un largo expediente en la policía, con más de 24 arrestos, por robo y escándalo público, no llegó a advertir que su vida llegaría a su fin esa noche.
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Arrancó el auto que estaba aparcado frente a unas tiendas y los padres de los pequeños advirtieron de inmediato el robo. Los progenitores fueron al rescate de sus hijos y corrieron detrás del vehículo que el ladrón detuvo en uno de los semáforos. Su prudencia “profesional” fue el tiempo que requirió el padre para dar alcance a Eric Hood, quien los desmontó del carro en medio de una lluvia de puñetazos que el ladrón le propinaba.
La escena fue caldo de cultivo para recrear una escena de “justicia callejera” que envió cadáver a Eric Hood al Hospital del Temple donde fue declarado oficialmente muerto.