El proceso judicial que tratará de probar que la detención de George Floyd en Minneapolis derivó en un homicidio comenzará este lunes con la selección del jurado. Será un juicio que contará con la atención nacional y que dividirá aún más a la fragmentada sociedad estadounidense.
Defensores y fiscales presentarán las dos caras de este juicio. Harán énfasis en la personalidad gentil de un afroamericano con problemas nacidos de la pobreza. Los otros intentarán decir que el oficial Derek Chauvin actuó de acuerdo a su entrenamiento.
Sin embargo lo que estará en el centro de este proceso judicial será el racismo en los Estados Unidos. La exacerbación de la supremacía blanca en los últimos cuatro años. Será una ventana por la que el mundo oteará el alma de la nación. Un país que tiene más cosas en los huesos de las que niega. Una sociedad que se renueva en el “perpetuo mobile” de eliminar al otro que no es igual.
El caso de George Floyd
Los periodistas de la AFP Joy Powell y Cyril Julien con sede en Washington, escribieron un material que titularon “Las dos caras de un juicio histórico”. Usaron datos para describir tanto a George Floyd como a Dereck Chauvin. El primero está muerto y el segundo está oculto, protegido por la ley. Su paradero se mantiene en secreto por razones de seguridad.
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Desde esta semana los sobresaltos estarán a la orden del día en esta nación. El homicidio de “Big Floyd”, disparó las mayores manifestaciones antirracistas desde los años 1960 en Estados Unidos. Además colocó a ambos hombres como símbolos opuestos. Uno es la cara del oprimido y el otro es una hidra con el sello de las tres “K” colocado en la frente.
De esta forma lo verá la nación. De cierta manera el juicio de la opinión pública ya condenó al oficial que solo dejó pasar aire por la garganta del afroamericano para decir “I can’t breathe”. En 8 minutos y 46 segundos Chauvin pasó de oficial de policía a supuesto asesino. También en ese mismo tiempo, millones de estadounidenses blancos, pasaron a defender la causa contra el racismo.
Un gigante gentil
El nombre de Floyd es coreado por manifestantes de todo el mundo y su rostro aparece en murales a lo largo y ancho de Estados Unidos. Desde su brutal muerte, el 25 de mayo de 2020 en la ciudad de Minneapolis a manos de Chauvin, Floyd representa, más que ningún otro, a las víctimas negras de la violencia policial y el racismo en Estados Unidos.
La vida de Floyd estuvo marcada por las dificultades pero también por la generosidad. De alta estatura (1,93 metros) y fuerte complexión era conocido por amigos y familiares como un “gigante gentil”, un rapero y atleta que tenía problemas de adicción pero que quería lo mejor para sus hijos.
El 25 de mayo, Floyd compró un paquete de cigarrillos en una tienda de Minneapolis. El comerciante sospechó que el billete de 20 dólares con el que le pagó era falso y llamó a la policía.
Floyd, que había tomado fentanilo, un poderoso opiáceo, se resistió a su arresto. No recurrió a la violencia, pero pronto se encontró esposado e inmovilizado por Chauvin. “No puedo respirar”, fueron sus últimas palabras.
Un duro
Descrito por sus colegas como un hombre rígido y silencioso, Derek Chauvin tenía un historial de uso excesivo de la fuerza mucho antes de que matara a George Floyd.
Pero su abogado Eric Nelson dirá ante el jurado algo muy inquietante. Asegurará que cuando su cliente detuvo al afroestadounidense actuó de manera calma. Lo hizo en consonancia con lo que le habían enseñado en la policía.
Floyd, además, había resistido a su detención y estaba drogado, señalará Nelson.
La fiscalía, en cambio, evocará varios casos en los que el exoficial fue acusado de uso excesivo de la fuerza. Incluido el de Zoya Code, una joven negra a la que Chauvin detuvo en 2017.
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Desde que ocurrió la tragedia, se han filtrado pocos detalles sobre Chauvin. Excolegas lo han presentado como un hombre adicto al trabajo, silencioso, rígido. A menudo patrullaba los barrios más difíciles de la ciudad.
Su compromiso con el trabajo le valió cuatro medallas a lo largo de su carrera. También acumuló 22 denuncias e investigaciones internas, según un registro público del que se borraron todos los detalles.