Una posible recesión económica prolongada que afectaría a los estadounidenses, está en lista de preocupaciones de la Reserva Federal (Fed), cuyo titular ofreció las pistas que en el panorama mundial hacen verosímil que el vórtice de la desaceleración aparezca en la nación.
Jerome Powell, presidente del banco central estadounidense, consideró que en los últimos meses han surgido “más pruebas” de esta desaceleración global, “especialmente en Alemania y China”, la posibilidad de un “Brexit duro”, el aumento de las tensiones en Hong Kong y la disolución del Gobierno italiano.
“Los mercados financieros han reaccionado fuertemente ante esta imagen compleja y turbulenta”, aseguró.
Con estos hechos, sumado a la elevación de la Guerra Comercial con China, el predeinte de la Fed admitió este viernes que existe preocupación sobre una posible recesión prolongada motivada por la incertidumbre sobre la política comercial global.
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Sin embargo no dio pistas sobre una eventual bajada de los tipos de interés en su próxima reunión en septiembre.
Durante un discurso pronunciado en el marco de la conferencia de banqueros centrales que se celebra estos días en Jackson Hole (Wyoming, EE.UU.), Powell subrayó en su discurso que “las perspectivas de crecimiento mundial se han deteriorado desde mediados del año pasado. La incertidumbre de la política comercial parece estar desempeñando un papel en la desaceleración mundial y en el débil gasto en manufactura y capital en los Estados Unidos”.
La máxima autoridad del Banco Central además aseguró que la baja inflación, que en el caso de Estados Unidos, está actualmente por debajo del objetivo de la Fed del 2 %, y es otro de los factores que están impulsando la desaceleración de la economía global.
Powell dibujó este panorama en el inicio de la segunda jornada del concilio anual de los responsables de los principales bancos centrales del mundo en Jacskon Hole, uno de los foros mundiales de debate más influyentes sobre política monetaria que se celebra desde 1978.
Los inversores esperaban que Powell diese alguna pista sobre los próximos pasos de la Fed, después de que en su última reunión, en julio, los responsables del banco central estadounidense decidieran rebajar los tipos de interés hasta el rango de entre el 2 y el 2,25 %.
Ese fue el primer recorte del precio del dinero en EE.UU. en más de una década, ya que el anterior se produjo justo después de la aguda crisis financiera de finales de 2008.
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Sin embargo, el banquero continuó con su tradicional hermetismo y no se comprometió a seguir con la bajada de tipos de interés que algunos sectores y el propio presidente de Estados Unidos, Donald Trump, le han pedido que tome.
“La pregunta clave planteada en esta era, entonces, es cómo podemos apoyar mejor el empleo máximo y la estabilidad de precios en un mundo con una tasa de interés neutral baja”, dijo al respecto, sin ofrecer más detalles.
Hasta el momento, la Fed ha definido la rebaja como un “ajuste de mitad de ciclo”, evitando de este modo confirmar si se trató del comienzo de un ciclo prolongado de reducción de tipos que suele adoptar el banco central en momentos de recesión o en los que se espera una desaceleración continuada.