Derek Chauvin, el expolicía blanco acusado de matar al afroestadounidense George Floyd el año pasado, fue declarado culpable. El veredicto dispuso responsabilidad para todos los cargos en relación a la muerte de Floyd ocurrida el 25 de mayo de 2020.
Un jurado de siete mujeres y cinco hombres deliberó a puerta cerrada durante menos de dos días al final de un juicio de tres semanas. Chauvin, de 45 años, podría pasar décadas tras las rejas, sin embargo su sentencia será indicada. No obstante todo depende de los atenuantes y la jurisprudencia. Entre otras, fue hallado culpable de “asesinato en segundo grado”. Es un delito punible con hasta 40 años de prisión.
El expolicía de Minneapolis también fue declarado culpable de “homicidio involuntario en segundo grado”. El delito tiene una pena máxima de diez años de prisión. Este cargo implica negligencia culposa. Se explica el haber asumido conscientemente poner en riesgo la vida de otros.
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Además, fue responsabilizado de “asesinato en tercer grado”. Conlleva hasta 25 años de prisión. Este cargo se aplica a personas que han causado la muerte sin intención de provocarla. Un fallecimiento derivado de cometer un acto peligroso para otros con un “espíritu depravado”. La definición aclara que la acción debe denotar “desprecio por la vida humana”.
Derek Chauvin fue declarado culpable
Antes de la lectura de la decisión del jurado, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se pronunció. Dijo que las pruebas en el juicio eran “abrumadoras”. “Rezo para que el veredicto sea correcto. En mi opinión, es abrumador. No diría esto si el jurado no se hubiera retirado a deliberar”, dijo desde la Oficina Oval.
Al igual que muchos estadounidenses, con la decisión del jurado se piensa que se hizo justicia. Desde luego hay sectores que se han adelantado a decir que la declaración de “culpabilidad” fue políticamente adecuada. Sin embargo, el anuncio del veredicto provocó una explosión de alegría frente a la corte.
El veredicto se leyó en audiencia pública pasadas las 16H00 locales. El juez Peter Cahill ofreció el lunes instrucciones precisas dada la gravedad del caso. Acotó el estado de tensión nacional. “No deben permitir que los prejuicios, la pasión, la simpatía o la opinión pública influyan en su decisión”, dijo Cahill. “No deben considerar las consecuencias o sanciones que pudieran derivarse de su veredicto”.
Un caso contundente
Derek Chauvin fue declarado culpable de forma unánime. Sin embargo, las condenas policiales por asesinato son muy raras en Estados Unidos. Los jurados tienden a concederles el beneficio de la duda. Pero las pruebas resultaron abrumadoras para los 12 miembros del jurado.
Horas antes de la lectura del veredicto, Ben Crump, el abogado de la familia Floyd declaró. “El sistema legal estadounidense me ha roto el corazón antes”, dijo. “Pero lo que esta vez es diferente es el horrible video”, agregó. La diferencia frente a otros casos fue la prueba documental divulgada por una transeúnte.
Antes del veredicto, tropas de la Guardia Nacional fueron desplegadas en Minneapolis y Washington, la capital de la nación. Minneapolis ha sido escenario de protestas en las noches desde que Daunte Wright fue asesinado. Él fue un desafortunado joven afro de 20 años. Fue abatido a tiros en un suburbio de esa ciudad de Minnesota el 11 de abril por una mujer policía blanca.
Unos 400 manifestantes marcharon por la ciudad el lunes pidiendo la condena de Chauvin. Corearon: “El mundo está mirando, nosotros estamos mirando, hagan lo correcto”.
Un incono del antirracismo
La mayoría de los datos de esta nota fueron logrados por la Agencia Francesa de Prensa. Los periodistas Joy Powell y Cyril Julien en Washington describieron a George Floyd como un icono del antirracismo. Sin muchas dilaciones Derek Chauvin fue declarado culpable.
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Su nombre es coreado por manifestantes de todo el mundo. Además su rostro está en frescos en todo Estados Unidos. Desde su muerte George Floyd encarnado, más que ningún otro, a las víctimas de la violencia policial y el racismo en Estados Unidos.
“Papá cambió el mundo”. Con estas palabras su hija de seis años, Gianna Floyd, resumió la paradoja de un final trágico. Derivó en un ajuste de cuentas moral con los supremacistas blancos, hasta más allá de las fronteras estadounidenses.