Bruno Candé, un actor portugués negro de origen guineano, fue asesinado por varios tiros en julio del año pasado. El crimen despertó muchas emociones en la población portuguesa ya que se conoció que el responsable había sido un hombre blanco de 77 años que, los días previos, acosó al actor con comentarios racistas y lo increpó mientras paseaba a sus perros para decirle que se regresara a su país.
Tiempo después, la justicia portuguesa encontró culpable del asesinato a Evaristo Marinho, quien fue condenado a 22 años y nueve meses en prisión por su crimen con motivos raciales.
El asesinato provocó manifestaciones contra el racismo para exigir justicia para Candé, de origen guineano. Era padre de tres hijos y miembro del grupo de teatro Casa Conveniente.
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Evaristo Marinho, un asistente de enfermería jubilado, sirvió en el ejército durante la guerra colonial contra la independencia africana en la ex colonia portuguesa de Angola.
Marinho regresó a la misma calle donde ocurrió ese altercado varias veces para encontrar al señor Candé, informan los medios locales, y le disparó fatalmente el 25 de julio de 2020.
«Bruno Candé perdió la vida y dejó a su familia y amigos», escribió en Twitter la legisladora portuguesa Joacine Katar Moreira, quien a su vez ha recibido amenazas de muerte por motivos raciales. «Este asesinato nos afectó a todos, 22 años es el mínimo para aliviar el dolor y la ira que sentimos».
La sobrina de Candé, Andreia Araújo, dijo al diario portugués Jornal de Notícias que espera que la decisión «sirva de ejemplo para todo el mundo».
Las denuncias por discriminación racial en Portugal aumentaron un 50% el año pasado, sin embargo, muchos incidentes no se informan y se cree que la cifra real es mucho mayor.