Cinco personas murieron y otras dos resultaron heridas, miembros de las fuerzas de seguridad afganas y civiles, luego de tres explosiones de minas que sacudieron este sábado Kabul.
El balance fue confirmado por Tariq Aryan, portavoz del ministerio del Interior.
Las dos primeras explosiones ocurrieron con 15 minutos de diferencia y la tercera, que tuvo como objetivo un coche de la policía, sucedió dos horas después.
La mayoría de los ataques de este tipo registrados en Kabul en los últimos meses fueron con bombas lapa, es decir, explosivos con imanes que se adhieren a autos y se detonan por control remoto o con un temporizador.
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Las explosiones no han sido reivindicadas y se abrió una investigación, según la policía. Este tipo de ataques se han vuelto casi cotidianos en la capital afgana.
La violencia en Afganistán ha aumentado en los últimos meses, a pesar de las conversaciones de paz iniciadas en septiembre entre los talibanes y el gobierno afgano, que no han tenido hasta ahora ningún avance notorio.
Estados Unidos y el gobierno afgano atribuyen los asesinatos a periodistas, defensores de derechos humanos, jueces y políticos, cada vez más frecuentes en Kabul, a los talibanes, que niegan estar implicados.
Estos ataques ocurren a pocos días de que la nueva administración estadounidense del presidente Joe Biden anuncie su decisión sobre la retirada militar del país prevista de aquí a mayo, según el acuerdo histórico concluido en febrero de 2020 en Doha entre Estados Unidos y los talibanes.