El Hospital de Niños de Filadelfia (CHOP por sus siglas en inglés) de manera conjunta con la Universidad de Pensilvania, realizó un hallazgo a través de un estudio que indica que los patrones neuronales de un niño con desarrollo típico son idénticos a los de un pequeño con trastorno autista al momento de escuchar su nombre.
Esta aparente simpleza que tiempo atrás no pudo confirmarse debido a defectos metodológicos, controles defectuosos, exclusión de datos relevantes o las tres cosas a la vez, es de gran importancia para la neurociencia y un punto de partida para otras investigaciones.
Los trastornos del espectro del autismo o TEA (en inglés, autistic spectrum disorders o ASD), abarcan un amplio espectro de trastornos que, en su manifestación fenotípica, se caracterizan por deficiencias persistentes en la comunicación social y en la interacción social en diversos contextos, unidas a patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades.
Un hito preliminar
En el marco de los modelos que resumen las teorías explicativas del autismo, este hallazgo de la Universidad de Pensilvania coloca sobre suelo quebradizo a la teoría de la mente, la falta de coherencia central, la teoría de la disfunción ejecutiva, la teoría de la empatía-sistematización y la explicación de las Neuronas espejo, todas carentes de una prueba.
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El estudio de Penn y CHOP encontró que cuando los niños preescolares con trastorno del espectro autista escuchan su nombre, sus patrones neurales coinciden con los de sus compañeros de desarrollo típico. El hallazgo se mantuvo independientemente de si la madre del niño o un extraño dijo el nombre.
Estudios cognitivos aseguran que los bebés de tan sólo 6 meses de edad pueden reconocer y responder a su propio nombre. Es una habilidad importante para el desarrollo del lenguaje y el crecimiento social, con la que los niños con trastorno del espectro autista a menudo tienen dificultades.
Hallazgo publicado
Un equipo del Penn and Children’s Hospital of Philadelphia (CHOP) quiso entender cómo se ve la actividad cerebral cuando los niños de dos grupos (niños preescolares en desarrollo y niños preescolares con autismo) escuchan su nombre.
Resulta que los niños de ambos grupos muestran una preferencia por su propio nombre y exhiben patrones neurales similares a los observados en cerebros adultos que están experimentando estímulos similares. Lo que es más, esta observación se mantiene independientemente de si la madre del niño o un extraño es el que dice el nombre. Los investigadores publicaron sus hallazgos en la revista PLOS One.
“Esperábamos ver diferencias en la actividad cerebral, porque sabemos que una de las primeras características del trastorno del espectro autista es la falta de respuesta conductual y de orientación cuando alguien dice su nombre”, dice Leah Wang, estudiante de doctorado del Departamento de Psicología de Penn, investigadora del Centro de Investigación del Autismo de CHOP y co-primera autora del artículo. “No está completamente ausente, pero sabemos que hay menos frecuencia y consistencia.”