Desde el 7 de agosto pasado una medida entró en vigor en la que la administración Trump ha eliminado las “visas especiales” para personas enfermas que reciben tratamiento médico avanzado, que no podrían obtener en sus naciones de origen.
Los medios de comunicación han concretado todos los datos que asaltan hoy los espacios informativos advirtiendo que el gobierno del presidente Donald Trump eliminó una protección que permitía a inmigrantes permanecer en el país y evitar la deportación, mientras ellos o sus familiares recibían tratamiento médico de vida o muerte o enfrentaban otras adversidades.
El Servicio de Ciudadanía e Inmigración se encargó en su momento de realizar las notificaciones a través de correspondencias a las personas que están en el país en esa especial situación.
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Las críticas, testimonios y denuncias por trato cruel y violaciones a tratados internacionales no se han hecho esperar, sin embargo las personas que están en el país recibiendo tratamiento médico para enfermedades críticas, al parecer tienen los días contados antes de su deportación.
Los medios sociales han hecho viral los puntos de vista de las personas que rechazan la medida a la que calificaron como un cambio cruel, que podría obligar a las personas migrantes a aceptar un tratamiento de menor calidad en sus países de origen, donde muchas veces hay limitaciones económicas y es complicado recibir tratamientos médicos especializados.
En distintos medios de comunicación de la nación se ha reproducido el testimonio de Mariela Sánchez, una hondureña que recientemente solicitó la exención especial. La centroamericana dijo que una negativa sería la sentencia de muerte para su hijo de 16 años, Jonathan, quien sufre de fibrosis quística.
De acuerdo a los detalles escrutados por la prensa ellos son parte de una de las muchas familias que se asentaron en Boston para buscar atención en algunos de los mejores hospitales del país.
El foco de la historia lo han tomado muchos portales incluso de fuera del país, que han destacado a Sánchez, quien llegó a Estados Unidos en compañía de su familia en 2016. La desesperada madre dijo que hace algunos años perdió a una hija por el mismo padecimiento debido a un mal diagnóstico de los doctores hondureños.
La enfermedad, que es hereditaria, afecta los pulmones y el sistema digestivo, y no existe una cura conocida.
“Estaría muerto” si la familia hubiera permanecido en Honduras, dijo sobre su hijo. “Todos los días sufro ataques de pánico por esto”.
Algunas familias afectadas
Asimismo en los portales se ve recreada en múltiples ocasiones la posición de Anthony Marino, director de servicios legales de inmigración en el Irish International Immigrant Center (organización que representa a las familias).
El directivo aseguró que tan sólo en Boston, la decisión podría afectar a unas 20 familias cuyos hijos padecen cáncer, VIH, parálisis cerebral, distrofia muscular, epilepsia y otras enfermedades graves.
Activistas afirman que el Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS por sus siglas en inglés) ha enviado cartas similares a inmigrantes en California, Carolina del Norte y otros estados.
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Al respecto, se pregunta Marino: “¿Alguien puede imaginar al gobierno ordenándote que desconectes a tu hijo del soporte vital (que lo saques de una cama de hospital) sabiendo que les costará la vida?”
“Esto es lo más bajo (…) Donald Trump literalmente está deportando a niños con cáncer”, dijo el senador demócrata Ed Markey.
Una portavoz del USCIS dijo que la medida entró en vigor el 7 de agosto.
Afecta todas las solicitudes pendientes, incluyendo aquellos pedidos de renovación a la autorización por dos años, así como a quienes la piden por primera vez. La única excepción es para miembros del ejército y sus familiares.
El estatus especial es similar al programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, que creó el entonces presidente Barack Obama en 2012 para proteger de la deportación a los inmigrantes que llegaron al país siendo menores de edad (otra de las medidas que el actual gobierno de Estados Unidos intenta desmantelar).