Adam Castillejo, de origen venezolano, se convirtió oficialmente en el segundo paciente en el mundo que se curó del VIH, el virus del SIDA, tras haberse sometido a un trasplante de células madre.
Luego de 29 meses de someterse a un trasplante de células madre y dejar de tomar antirretrovirales, el llamado “paciente de Londres” sigue sin rastro del virus, de acuerdo con un estudio publicado el martes 10 de marzo en la revista The Lancet HIV.
La publicación coincidió con la difusión de otro paciente, de la ciudad alemana de Düsseldorf, que según los científicos, podría convertirse en el tercer caso en la historia en curarse del VIH, tras el de los pacientes de Londres y Berlín (el estadounidense Timothy Ray Brown considerado curado en 2011).
Los pacientes de Londres y Düsseldorf forman parte del estudio IciStem, que coordina el investigador Javier Martínez-Picado, del Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa, en Barcelona, España, y el University Medical Center de Utrecht, en Holanda, que intenta comprender el papel del trasplante de células madre en la cura de la infección por el VIH.
Javier Martínez-Picado puntualizó que los médicos diferencian los conceptos de curación y de remisión a largo plazo en función del tiempo trascurrido sin rebrote viral desde la interrupción de la medicación antirretroviral.
El paciente de Londres, dado por curado, es un hombre portador del VIH a quien se le detectó un Linfoma de Hodgkin, por lo que en 2016 se sometió a un trasplante de células madre con una mutación, llamada CCR5 Delta 32, que impide la entrada del virus a las células diana del VIH, los linfocitos T CD4.
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Al cabo de 16 meses, los médicos interrumpieron el tratamiento antirretroviral y en marzo de 2019 la revista Nature publicó un artículo que demostraba que llevaba 18 meses con el virus indetectable en su sangre, lo que le convertía en el segundo caso de “remisión a largo plazo”.
Ahora, 29 meses después de la interrupción del tratamiento, el virus continúa indetectable en sangre, líquido cerebro-espinal, intestino y semen, y con niveles muy bajos de genoma de VIH en tejidos linfoides, pero es material genético defectuoso que no tiene capacidad replicativa ni infecciosa.
Entretanto, el paciente de Londres decidió revelar esta semana su identidad en una entrevista con el New York Times. “Quiero ser embajador de esperanza”, explico Adam Castillejo, de 40 años, que creció en Caracas.
Habitualmente, cuando las personas con infección por el VIH interrumpen su tratamiento, el virus rebrota a lo largo de las primeras 4 semanas.
Según los investigadores, la falta de rebrote en los casos mencionados se debe a que las células del donante son resistentes al VIH, y a medida que van reemplazando las células del receptor tras el trasplante, disminuyen las posibilidades de infección del virus, que acaba desapareciendo.
Pese al éxito, Martínez-Picado advirtió que “aún quedan barreras antes de que la edición genética del receptor CCR5 pueda ser usada como estrategia de cura escalable para toda la población”.
También recordó que el trasplante es un procedimiento médico de mucho riesgo, que solo se aplica a pacientes con una enfermedad que no pueda tratarse con otras terapias.
Casi 38 millones de personas viven con el VIH en el mundo, pero únicamente 62 % sigue una terapia. Unas 800.000 personas murieron en 2018 de afecciones vinculadas con este virus. La aparición de formas de VIH resistentes a los medicamentos también representa una preocupación.