Abrir una investigación sin evidencias denota una disposición impropia de un poder público. El fiscal William Barr ordenó una cacería para hallar irregularidades en los comicios del 3 de noviembre. Se trata de una orden que envía a cientos fiscales del país a levantar polvo en búsqueda de un intangible. Sin embargo, la comisión provocó la inmediata renuncia de Richard Pilger, el jefe del servicio responsable de delitos electorales.
El fiscal general de EEUU autorizó investigaciones sobre la elección. Indicó en una carta a los fiscales de todo el país, que esto no es una indicación que tenga ya evidencia de casos genuinos en la elección que ganó el demócrata Joe Biden.
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El presidente Donald Trump sigue afirmando que perdió las elecciones presidenciales debido a que hubo fraude. Hasta la fecha no ha presentado pruebas de la felonía.
Una cacería para hallar irregularidades
La orden dada por escrito por el Fiscal General de los Estados Unidos siembra un precedente. El mandato ordena una cacería para hallar irregularidades en los comicios. Desamarra a los funcionarios de antiguas restricciones para este tipo de investigaciones.
Su accionar se presenta en medio de un agudo debate político en Estados Unidos. Sin dudas está presionado para actuar. En un trabajo de la Agencia AFP, le califican como “leal escudero de Trump”. Y es desde la Presidencia que nace la especie de que hubo votos ilegales e ilegalidades en el conteo, sin aportan evidencias.
“Dado que las votaciones en las actuales elecciones concluyeron, los autorizo a investigar denuncias significativas de irregularidades en el voto y en el proceso de recuento, antes de la certificación de las elecciones en sus jurisdicciones”, indicó Barr.
Orden ambigua y renuncia
Un proceso penal generalmente inicia con una medida de éxito. Se arranca en ocasión de tener un número de pruebas creíbles que impidan dar un paso en falso. El Sistema Judicial de ninguna nación ha de estar al servicio de intereses particulares.
El alto funcionario dijo a los fiscales que “estas investigaciones o revisiones deben ser conducidas cuando hayan denuncias que sean claras. También cuando hallasen pruebas aparentemente creíbles de irregularidades. Luego, de comprobarse ser ciertas, podrían potencialmente tener impacto en el resultado de la elección federal en un determinado estado”.
Después de esta notificación, el jefe del servicio responsable de delitos electorales, que supervisa las investigaciones de fraude, Richard Pilger, anunció su renuncia, según varios medios nacionales.
Pilger explicó su decisión en un correo electrónico enviado a su equipo. “Después de estudiar las nuevas reglas y sus ramificaciones, desafortunadamente tengo que renunciar a mi cargo”, escribió, según el New York Times.
Habitualmente, las investigaciones de fraude son competencia de los estados, que establecen sus reglas.
El deber ser en los procesos
La política hasta ahora del Departamento de Justicia ha sido de esperar que los recuentos de votos estén certificados. Que se complete el recuento y que ya hayan concluido las elecciones antes de implicarse.
Barr dijo a los fiscales que esta práctica nunca ha sido una regla tan fuertemente vinculante y que si ven cualquier elemento que pueda revertir los resultados de la elección del 3 de noviembre, deberían investigarlo.
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Trump, en una postura sin precedentes para un presidente estadounidense, sigue sin reconocer el triunfo de su rival, insistiendo en las acusaciones de fraude. Pero aunque su equipo ha recurrido a los tribunales, no se han conocido pruebas de irregularidades significativas.