La narración tiene lugar en Houtzdale, un pueblo del condado rural de Clearfield, en Pensilvania. La historia es parte de un reportaje de Catherine Triomphe de la AFP. El escrito precisa que en la Pensilvania rural la crisis de opiáceos eclipsa a la COVID-19.
Las historias en los condados bucólicos hablan de un mayor temor a las sobredosis que a ser contagiados por coronavirus. La periodista francesa conversó con Beverly Veres. “Las drogas están por todos lados en la región (…), pero ellos solo piensan en el COVID”, lamentó.
La pensilvana es madre de dos jóvenes adictos a la heroína. Se halla desesperada al ver que los servicios de salud están monopolizados por la pandemia. La realidad en el Pensilvania profundo es otras. Estados Unidos enfrenta una nueva alza de sobredosis.
La crisis de opiáceos en aumento
La familia que es centro de esta narración vive en un lugar distante a Filadeflia o Pittsburg. Beverly, su marido Steve y sus hijos Douglas, de 24 años, y Charles, de 29, habitan e Houtzdale, condado rural de Clearfield, en Pensilvania.
Puedes leer: Madres transmiten anticuerpos del COVID-19 a sus recién nacidos
La crisis de opiáceos es más visible que la pandemia del coronavirus en esos lares. Beverly ha visto a sus hijos hundirse en el consumo de heroína en el verano de 2020. Como familia están seguros de que la pandemia exacerbó el consumo de droga en su región.
Según datos obtenidos por la comunicadora gala, la tendencia se repite en todo Estados Unidos. Los CDC estiman que el número de muertes por sobredosis aumentó casi 25% entre julio de 2019 y julio de 2020. Las muertes ocurren esencialmente debido a los opiáceos que inundaron el país en estos últimos años.
Clearfield es un condado bucólico. Está rodeado de bosques y las casas están aisladas. La COVID-19 dejó oficialmente 114 muertos en un año. Es mucho menos visible que en la ciudad. Steve y Beverly dijeron a la periodista Catherine Triomphe haber estado una única vez en contacto con una persona que contrajo el virus. No obstante es recurrente que estén frente a “una docena de interacciones” con adictos a las drogas.
Una historia que representa a muchas
El caso de los Veres del condado de Clearfield no es una historia aislada. Al parecer la crisis de opiáceos es recurrente en los ámbitos rurales. Según Beverly, su hijo menor Douglas padece desde hace tiempo un problema de dependencia de los opiáceos. Hubo un tiempo en que “llegaba a funcionar”. Pero eso cambió. Primero debido a las metanfetaminas. Luego, en julio pasado, por la heroína, un verdadero “descenso a los infiernos”, dijo.
Antes de la pandemia la crisis de los opiáceos y la ola de sobredosis dejaron unos 500.000 muertos en Estados Unidos desde 1999. Cincuenta mil de ellos en 2019.
Puedes leer: Estudiantes regresarán a clases el lunes 8 de marzo en 53 escuelas
Antes de marzo de 2020, “la crisis de los opiáceos era el principal problema de los servicios de salud pública”. “Comenzaba a haber progresos”, dijo Marcus Plescia, responsable médico de la organización Association of State and Territorial Health Officials. El ente reagrupa a los responsables sanitarios de todos los estados del país.
Pero hoy “están completamente absorbidos por la COVID (…) Todo el mundo está desbordado”, aseguró.
La COVID tiene, no obstante, el mérito de haber expuesto ante la opinión pública “situaciones sociales realmente difíciles (…) y verdaderas desigualdades”, afirmó. Temas claves para luchar contra las adicciones que “la sociedad quizás pueda ahora comenzar a enfrentar”.