Tras un operativo realizado de forma coordinada entre Panamá y Costa Rica se desmanteló una banda dedicada al tráfico de personas.
Las autoridades de ambos países detuvieron este martes al menos a 46 personas durante un procedimiento conjunto para desarticular una organización que operaba en las dos naciones dedicada al tráfico de migrantes haitianos, cubanos, africanos y asiáticos.
Las autoridades de Costa Rica informaron que la investigación por este caso comenzó en enero de 2018 cuando la Policía Profesional de Migración recibió información que indicaba que en la zona norte (frontera con Nicaragua) operaba una red criminal dedicada a traficar personas extranjeras.
El operativo “Adalid” se ejecutó en Panamá, en los sectores de Campo Limbergh, San Miguelito y Chiriquí.
Las autoridades de Panamá revelaron que los traficantes cobraban a los migrantes hasta 1.500 dólares por atravesar territorio panameño y que les otorgaban visas de turista. La investigación determinó que el grupo traficaba a personas provenientes de Haití, Cuba, Bangladés, Sri Lanka, Angola, Camerún, Nepal, Angola e India, entre otros.
“En la operación participaron 24 funcionarios del Ministerio Público y más de 50 agentes de la Policía Nacional”, confirmó el fiscal primero contra la Delincuencia Organizada de Panamá, David Mendoza.
Autoridades costarricenses informaron que practicaron 36 allanamientos de forma simultánea en comunidades cercanas a la frontera con Panamá y a la frontera con Nicaragua, en los cuales arrestaron a 36 personas entre quienes estarían los líderes de la organización criminal.
"En la operación Adalid participan 24 funcionarios del Ministerio Públicos y más de 50 unidades de la Policía Nacional. Hay ya 10 aprehendidos", destacó el Fiscal Primero Contra la Delincuencia Organizada, David Mendoza. pic.twitter.com/vDPodQKBq3
— Procuraduría General de la Nación (@PGN_PANAMA) July 30, 2019
Entre los detenidos se encuentran dos mujeres de apellidos Ruiz Umaña y Bejarano Morales, que aparentemente lideraban la operación en la frontera con Panamá, así como otra mujer de apellidos López Martínez, conocida como “Mamá África”, quien dirigía el tráfico de migrantes en la frontera con Nicaragua.
La Dirección General de Migración de Costa Rica informó que las autoridades de Panamá efectuaron en territorio panameño 21 allanamientos en la capital y en la provincia de Chiriquí (oeste), en los que detuvieron a 10 sospechosos de trabajar como ramificación de la organización delictiva costarricense.
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“La organización cobraba sumas de dinero desde 7.000 hasta 20.000 dólares, dependiendo del país de origen, o el perfil de la persona extranjera objeto de tráfico”, explicó la Dirección General de Migración.
La organización captaba a los migrantes desde Panamá y se encargaba de movilizarlos de manera irregular a través de Costa Rica para facilitarles su camino hacia Estados Unidos.
Según la investigación, las personas traficadas llegaban al continente vía aérea, utilizando como puerto de entrada alguno de los aeropuertos de Brasil, Ecuador, Colombia o Perú. Una vez en América los migrantes eran captados nuevamente por la organización para movilizarlos vía terrestre hasta Costa Rica desde donde la organización criminal los movilizaba hasta la frontera con Nicaragua, donde eran recibidos y alojados en “casas de seguridad”.
Posteriormente, los traficantes de personas los movilizaban hasta Honduras o Guatemala por vía marítima o terrestre, en donde eran entregados a otras personas dedicadas al tráfico de migrantes.