Cuando Estados Unidos supera el increíble umbral de los 700 mil muertos a consecuencia de la pandemia, los negacionistas arman una bronca en la NBA.
A pocos días de iniciarse la temporada de baloncesto un importante segmento de jugadores rechaza vacunarse. Y aseguran que las medidas sanitarias responden a un proyecto satánico, a un supuesto plan de dominación mundial donde los afro descendientes quedarán de por vida conectados a una computadora.
Las pautas de la NBA exigen la vacunación de los entrenadores, médicos y demás personal de los equipos, pero no a los jugadores. Entre todas las plantillas suman más de 450 jugadores, de los cuales ya se han vacunado un 90%. El escollo radica en un pequeño grupo del 10% (unos 50 ó 60 jugadores) que se resiste a ponerse la vacuna.
La liga de baloncesto espera que el número de jugadores vacunados aumente en la medida que avance el campeonato para regresar así a la normalidad. Hay equipos como Los Ángeles Lakers cuya plantilla ya está vacunada en su totalidad, pero en otras plantillas los “conspiranóicos” permanecen incólumes.
La mayoría de los negacionistas permanecen en sigilo y no necesitan salir a la palestra, pues cuentan con un vigoroso portavoz. Se trata de Kyrie Irving, una de las estrellas de los Brooklyn Nets quien además es vicepresidente en el comité ejecutivo del sindicato de jugadores.
Antes de comenzar la temporada los Brooklyn Nets se cotizaban como los firmes candidatos a quedarse con el anillo del Campeonato de la NBA, pues diseñaron un equipo de ensueño para marcar una época. Los medios denominaron al poderoso tridente conformado por Kevin Durant, Kyrie Irving y James Harden como el “big-three”.
Sin embargo, los negacionistas parecen, de momento, haberse salido con las suyas. La postura de Kyrie Irving se ha convertido en una pesadilla para los Nets y para la Liga. El base de los Brooklyn Nets suele darle likes a publicaciones de las redes sociales que aseguran la existencia de un macabro plan para conectar a los afrodescendientes con un ordenador maestro, todo un “plan satánico”. La alocada teoría se ha extendido por varios vestuarios.
La NBA no obliga a vacunarse a sus jugadores, pero las leyes de Nueva York y San Francisco sí exigen la inoculación, al menos una dosis, para acceder a los recintos cerrados.
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De momento las franquicias intentan convencer a sus jugadores a inmunizarse. Los expertos consideran que para los propios jugadores sería una calamidad económica perderse la mitad de la temporada porque no podrán participar en algunos escenarios. Y para los equipos sería un verdadero problema tener que contar día sí y otro no con los jugadores negacionistas.
Sin embargo, la leyenda de la NBA Kareem Abdul-Jabbar le plantó cara a los antivacunas y en una entrevista concedida a la cadena CNN dijo: “No hay lugar para jugadores que están dispuestos a arriesgar la salud y la vida de sus compañeros de equipo, del personal y de los aficionados simplemente porque no son capaces de comprender la gravedad de la situación o de hacer la investigación necesaria”.
“Lo que me parece más hipócrita de los negacionistas es su arrogancia. No dan crédito a la inmunología y otras especialidades médicas, pero si su hijo enferma o ellos mismos necesitan un tratamiento harían lo que los especialistas les recomendaran”, comentó Abdul-Jabbar.
Discussing athletes and Covid 19 vaccine @donlemon on @CNN https://t.co/954vUebPv5
— Kareem Abdul-Jabbar (@kaj33) September 29, 2021
Mientras tanto la NBA como último recurso elaboró un protocolo de actuación para los antivacunas. En consecuencia los negacionistas no podrán comer en la misma mesa con los compañeros vacunados. Durante las reuniones tendrán que utilizar mascarillas y permanecer alejados a casi dos metros de sus compañeros.
Del mismo modo los antivacunas tendrán que permanecer en sus residencias cuando estén en sus ciudades, pero se les permitirá salir al supermercado y llevar a los niños a la escuela. Tampoco podrán asistir a lugares considerados como de “elevado riesgo”, como restaurantes, bares, clubes, cantinas, cervecerías y discotecas.