Matt Gleason no se había dado la vacuna contra la gripe por más de una década.
Pero después de sufrir un desagradable ataque del virus el invierno pasado, decidió vacunarse en su lugar de trabajo, en Charlotte, Carolina del Norte, en octubre pasado. “Fue muy fácil y gratis”, dijo Gleason, de 39 años, analista de operaciones de ventas.
Fue fácil hasta que Gleason se desmayó cinco minutos después de recibir la vacuna. Aunque recuperó la conciencia rápido y tenía un historial de desmayos, su colega llamó al 911. Y cuando los paramédicos lo sentaron, comenzó a vomitar. Ese síntoma le preocupó lo suficiente como para aceptar que lo llevaran al hospital en ambulancia.
Gleason pasó las siguientes ocho horas en un hospital cercano, la mayor parte del tiempo en la sala de espera de emergencias. Habló con un médico a través de una teleconferencia mientras le hacían un electrocardiograma. Ya se estaba sintiendo mucho mejor cuando vio a un médico en persona, quien ordenó exámenes de sangre y orina, y una radiografía de tórax.
Todas las pruebas para descartar un ataque cardíaco u otra condición grave resultaron negativas, y lo enviaron a casa a las 10:30 pm.
Y luego llegó la cuenta.
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El paciente: Matt Gleason, quien trabaja para Flexential, una empresa de tecnología de la información en Charlotte. Está casado y tiene dos hijos.
Factura total: $4,692 por toda la atención en el hospital, incluyendo: $2,961, la tarifa de admisión a la sala de emergencias, $400 el electrocardiograma, $348 la radiografía de tórax, $83 el análisis de orina y casi $1,000 los análisis de sangre. La aseguradora de Gleason, Blue Cross and Blue Shield de Carolina del Norte, negoció descuentos con el hospital, que estaba dentro de la red de proveedores del plan de Gleason, y redujo esos costos a $3,711. Gleason es responsable de toda esa cantidad porque tenía un deducible anual de $4,000. (La compañía de ambulancias y el médico de la sala de emergencias facturaron a Gleason por sus servicios por separado, aproximadamente $1,300 cada uno, pero su gasto de bolsillo fue de $250 en ambos casos, bajo su seguro).
Proveedor de servicios: Atrium Health Pineville (anteriormente llamado Carolinas HealthCare System-Pineville), un hospital sin fines de lucro con 235 camas en Charlotte y uno de los más de 40 hospitales propiedad de Atrium.
Servicio médico: el 4 de octubre, Gleason fue trasladado en ambulancia a la sala de emergencias de Atrium Health Pineville para una evaluación después de desmayarse brevemente y vomitar luego de recibir la vacuna contra la gripe. Le hicieron varias pruebas, principalmente para detectar un ataque al corazón.
Qué puede pasar: desmayarse después de recibir la vacuna contra la gripe u otras vacunas es un fenómeno bien descrito en la literatura médica. Pero una vez que se llama al 911, es posible que a la persona se le hagan varios exámenes en emergencias. Y, en los Estados Unidos, eso generalmente significa mucho dinero.
La mayor parte de la factura de Gleason -$2,961- fue la tarifa general de la sala de emergencias. Atrium codificó la visita a la sala de emergencias de Gleason como de nivel 5, la segunda más cara, en una escala de 6 puntos. Un paso por debajo del código para alguien que tiene una herida de bala o lesiones importantes en un accidente de auto. El hospital le dijo a Gleason que su atención fue de nivel 5 porque se le realizaron al menos tres exámenes médicos.
Gleason argumentó que debería haber pagado una tarifa de emergencias de nivel inferior, teniendo en cuenta sus síntomas, que fueron relativamente leves, y que pasó la mayor parte de las ocho horas en el área de espera de emergencias.
En el año 2000, la Asociación Americana de Hospitales, el Colegio Americano de Médicos de Emergencia y otros grupos de salud diseñaron criterios para lograr uniformidad en la facturación de las salas de emergencias. Los diferentes niveles reflejan la cantidad de equipos y suministros que el hospital utiliza para un nivel de ER en particular. El nivel 1 es el de tarifas más bajas en una sala de emergencias, mientras que el nivel 6 de ER, o cuidado crítico, es el más alto. Muchos hospitales han adoptado estas directrices, que son voluntarias.
David Mackenzie, director de reembolsos del Colegio Americano de Médicos de Emergencia, dijo que las pautas se establecieron para ayudar a los hospitales a cobrar adecuadamente. Cuando se le preguntó si los hospitales tienen incentivos para realizar pruebas adicionales para que los pacientes obtengan un código de facturación de mayor costo, McKenzie dijo: “No es un sistema perfecto. Los hospitales tienen un incentivo para hacer un examen de tomografía computarizada, y los taxistas tienen un incentivo para tomar el camino a casa más largo”.
Las pautas no determinan los precios establecidos por los hospitales para cada nivel de atención en emergencias. Los hospitales son libres de establecer los precios que deseen, siempre y cuando su sistema sea consistente entre los pacientes, dijo.
Agregó que las múltiples pruebas que le hicieron a Gleason sugieren que el hospital estaba preocupado que pudiera estar gravemente enfermo. Pero cuestionó por qué se le dijo a Gleason que permaneciera en la sala de espera durante varias horas, si ese fue el caso. Tampoco está claro si se consideró el historial de desmayos y buena salud general de Gleason.
Blue Cross and Blue Shield de Carolina del Norte dijo en un comunicado que el hospital “parece haber facturado a Gleason de manera apropiada”. Remarcó que el hospital redujo sus costos en aproximadamente $980 debido a las tarifas que la aseguradora negoció. Pero dijo que no tiene forma de reducir la tarifa general de admisión a la sala de emergencias.
“Trabajamos arduamente para negociar descuentos que reduzcan los costos para nuestros miembros, pero los costos aún son demasiado altos”, dijo la aseguradora. “Esto obliga a los consumidores a pagar más de su bolsillo y sube las primas”.
Peleando por su factura, Gleason logró que el hospital le enviara la lista completa de precios de precios para cada código: un documento de 250 páginas. Le cobraron varios cientos de dólares más que el precio indicado para su visita de ER de nivel 5.
“En este ejemplo específico, el precio de admisión a la sala de emergencias fue de más de $2,960. Eso además de los cerca de $1,000 por los procedimientos médicos que se realizaron. No reduciremos significativamente los costos de atención médica hasta que abordemos los precios altos como estos”, dijo BCBS-NC en el comunicado.
John Hennessy, director de desarrollo de negocios de WellRithms, una firma consultora que revisa las facturas de grandes empleadores, dijo que los cargos hospitalarios son significativamente más altos que los que paga Medicare en el área de Charlotte, pero esos son los precios que ha negociado la aseguradora de Gleason. “Ver los cargos facturados muy por encima de lo que paga Medicare no es nada inusual”, dijo Hennessy.
Dijo que la aseguradora probablemente aceptó los cargos más altos para asegurarse de mantener al gran sistema hospitalario en su red. Atrium es el sistema de salud más grande de Carolina del Norte.
Agregó que la codificación “tiene sentido” porque cumple con las directrices, incluso si eso significaba una factura de casi $4,000 para Gleason.
“El hospital tiene todo el derecho de cobrarlo, sin importar si usted o yo consideramos que es un precio justo”, dijo.
Resolución: Después que Gleason apeló, Atrium Health revisó la cuenta, pero no hizo ningún cambio. “Entiendo que puede estar frustrado con el costo de su visita; sin embargo, según estos hallazgos, no podemos realizar ajustes en su cuenta”, escribió Josh Crawford, gerente de enfermería del departamento de emergencias del hospital, a Gleason el 15 de noviembre.
En una declaración a KHN y NPR, Atrium Health defendió su atención y los cargos como “apropiados”.
“Los síntomas que presentó el Sr. Gleason podrían haber sido varias cosas, algunas de ellas fatales”, dijo el hospital.
“Atrium Health ha establecido criterios que determinan a qué nivel se cobra una visita a [servicio de urgencias]. En el caso del Sr. Gleason, hubo varias variables que hicieron que fuera una visita de Nivel 5, incluida la llegada en ambulancia y tres o más pruebas de diagnóstico departamentales diferentes”.
Gleason dijo que la factura del hospital de $3,700 no llevará a la bancarrota a su familia. “Lo que hace es acabar con nuestros ahorros”, agregó.
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El resultado: Gleason, comprensiblemente, dijo que se muestra reacio a vacunarse contra la gripe en el futuro. Pero esa no es la mejor respuesta. Es importante saber que los desmayos son una reacción conocida a las inyecciones y algunas personas parecen particularmente propensas. Es mejor sentarse o acostarse cuando recibas la vacuna, y esperar de cinco a 10 minutos antes de saltar y volver a trabajar.
Ten en cuenta: si tú, o alguien más, llama al 911 para una emergencia de salud, es muy probable que te lleven al hospital. Probablemente no podrás decidir cuál. Y es posible que ni siquiera necesites ir al hospital, así que piensa antes de llamar: “¿Cómo me siento?”
El profesional médico que administró la inyección podría haber sugerido que llamar al 911 no era una respuesta inteligente o necesaria para un efecto secundario conocido de al administrar una vacuna en una persona joven.
La sala de emergencias es el lugar más caro para buscar atención.
En retrospectiva, Gleason podría haber ido a un centro de atención de urgencias o haber llamado a su médico de atención primaria, quien podría haberlo evaluado y haber realizado algunas pruebas a precios mucho más bajos, de haber sido necesario.
Pero los empleadores, los hospitales y los médicos en general les dicen a los pacientes que vayan a la sala de emergencias si necesitan atención inmediata, y los hospitales a menudo dicen que tienen tiempos de espera cortos en sus salas de emergencias, cuando no siempre es así.
Dado que los deducibles altos se están volviendo más comunes, los consumidores deben ser conscientes de que una sola visita al hospital, especialmente a una sala de emergencias, podría costarles miles de dólares, incluso en el caso de síntomas que no resulten en nada grave.
Por: Phil Galewitz / Kaiser Health News
Esta historia fue producida por Kaiser Health News, un programa editorialmente independiente de la Kaiser Family Foundation que no está relacionado con Kaiser Permanente.