Científicos de las universidades de Granada y Barcelona han diseñado un sistema para medir la eficiencia en filtrado de las mascarillas y han advertido de que ninguno de los materiales caseros utilizados para confeccionarlas protege frente a la COVID-19.
Investigadores de estas dos universidades han puesto a punto un nuevo sistema, diseñado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), para determinar la eficiencia de filtrado de distintos materiales ante partículas de 300 nanómetros que puedan emplearse en mascarillas de protección, según ha informado la Universidad de Granada.
Los Centros para el control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) recomiendan usar cubiertas de tela para la cara en entornos públicos donde sea difícil mantener otras medidas de distanciamiento social, especialmente en áreas de transmisión significativa en la comunidad, como farmacias o supermercados, y han recomendado incluso el uso de mascarillas caseras.
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Han determinado que el uso de cubiertas de tela simple para desacelerar la propagación del virus y evitar que quienes puedan tener el virus sin saberlo lo transmitan a otras personas, es efectivo. «Las Cubiertas de tela para la cara confeccionadas con artículos del hogar o hechas en casa a partir de materiales comunes de bajo costo pueden usarse como medida adicional y voluntaria de salud pública», dice en su página web.
De hecho, desestiman el uso común de mascarillas quirúrgicas y mascarillas de respiración N-95, pues esos son suministros críticos que se deben continuar reservando para los trabajadores de la salud y otros miembros del personal médico de respuesta a emergencias.
Pero este nuevo estudio enciende alarmas. La rápida propagación de la pandemia, especialmente al principio denotó una escasez de mascarillas tanto quirúrgicas como antipartículas, y esto atribuyó a la fabricación de algunas caseras que no son probadas sobre su efectividad.
Ante esta situación, el equipo de investigadores de la Universidad de Granada y el CSIC ha propuesto un nuevo sistema para determinar la capacidad de filtración de materiales caseros.
La investigación tiene su núcleo en determinar la concentración de partículas antes y después de rociar con aerosoles distintos materiales caseros. Se estudiaron bayetas, gamuzas atrapapolvo, telas de poliéster o gorros quirúrgicos de celulosa, pero también las mascarillas FPP3, HME y quirúrgicas.
De acuerdo a los científicos, ninguno de estos materiales filtra las partículas de 300 nanómetros, excepto las quirúrgicas.
En la página de los CDC hay varios tutoriales sobre cómo crear las mascarillas caseras con distintos tipos de tela, pero esto no debe ser usado como un método de protección único, pues debe ir siempre acompañado de lavado constante de manos y distanciamiento social. La OMS y los CDC coinciden en que el uso de esta protección es solo un elemento más en lo que cada quien tiene que hacer para evitar el contagio.
Otro error común a la hora de usar mascarillas es cubrir solo la boca con ellas. Las vías respiratorias deben estar protegidas, por lo que las mascarillas de tela o las de uso médico deben cubrir tanto nariz como boca, pues son las vías de contagio de enfermedades como la COVID-19.