El derrumbe de una torre de departamentos en Surfside, Florida fue traumático. Patrick Williamson se sienta con su pastor alemán y ofrece su compañía a quien la necesite.
Gracie, de cinco años de edad, le ha ayudado a superar el trauma que experimentó sirviendo en el ejército estadounidense en Irak y espera que la perra pueda hacer lo mismo por la gente de Surfside, reseñó AFP.
Más de 100 personas aún siguen desaparecidas después de que el bloque de apartamentos frente al mar se derrumbara en medio de la noche.
Gracie «me da la oportunidad de tener una vida mejor», dijo Williamson a la AFP. «Mi filosofía es que si ella puede hacer eso por mí, puede hacerlo por otra persona».
Mientras los rescatistas peinan los escombros del edificio de 12 pisos con la esperanza de encontrar sobrevivientes, personal de ayuda de todo Estados Unidos han viajado a la ciudad, al norte de Miami Beach, para ofrecer desde bocadillos hasta oraciones y terapia.
Entre ellos está el grupo de rescate United Cajun Navy, que pidió a sus voluntarios que llevaran perros de terapia para ayudar a la gente a superar el trauma del derrumbe.
«Si empiezas a acariciar a un perro, se produce una conversación y eso es curativo», dijo Jay Harris, un entrenador de perros que llevó a Surfside a cuatro perros de sus clientes para ayudar a quien necesitara el tipo de consuelo que sólo puede aportar un animal.
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Toney Wade, un veterano de las operaciones de búsqueda y rescate en todo el mundo, viajó desde Luisiana con Hoeder, su pastor belga malinois de tres años, especializado en la búsqueda de restos de víctimas de ahogamiento y que en una ocasión localizó fragmentos de huesos de un cuerpo que había sido incendiado.
El lunes por la tarde, Wade se sentó bajo un toldo mientras se acercaba una de las muchas tormentas que han dificultado las labores de socorro, con la esperanza de que Hoeder pudiera dar un momento de consuelo a quienes lo necesitaban.
«Los perros sólo te muestran amor puro», dijo este comandante del Cajun Coast Search and Rescue, otro grupo de voluntarios.
El lunes se organizó una visita a los familiares de las víctimas, pero antes de que los perros de terapia y sus dueños abandonaran su posición en el exterior del centro comunitario de Surfside, un familiar de una víctima corrió hacia Gracie, compartiendo un momento con la perra de Williamson mientras se le llenaban los ojos de lágrimas.
«Estos momentos en los que interactuamos con la gente van a ser recuerdos que pueden necesitar si descubren que necesitan más cierre del que obtuvieron».