El papa Francisco, primer sumo pontífice latinoamericano y muy popular entre los fieles de todo el mundo pero enfrentado a una feroz oposición en su reforma de la Iglesia católica, murió este lunes a los 88 años.
El jesuita argentino, líder de la Iglesia católica desde 2013, había pasado 38 días hospitalizado por una grave neumonía y tras ser dado de alta el 23 de marzo, parecía debilitado, aunque participó el domingo en la celebración de la Pascua.
“Esta mañana a las 07H35 (05H35 GMT), el obispo de Roma, Francisco, volvió a la casa del Padre”, anunció el cardenal Kevin Farrell en un comunicado publicado por el Vaticano en su canal de Telegram.
El viernes 14 de febrero de 2025, Francisco ingresó en el hospital Gemelli de Roma aquejado de una bronquitis. Le diagnosticaron una neumonía en ambos pulmones que requirió un intenso tratamiento y puso su vida en peligro. Finalmente fue dado de alta el 23 de marzo.
El domingo, todavía convaleciente , apareció en el balcón de la basílica de San Pedro del Vaticano y con una débil voz le deseó una “feliz Pascua” a los miles de fieles congregados allí por la Pascua.
Pope Francis died on Easter Monday, April 21, 2025, at the age of 88 at his residence in the Vatican’s Casa Santa Marta. pic.twitter.com/jUIkbplVi2
— Vatican News (@VaticanNews) April 21, 2025
El fallecimiento del papa dará inicio a una serie de actos protocolarios, dictados por la tradición y regidos por normas muy precisas.
Se prevén nueve días de exequias y un plazo de entre 15 y 20 días para organizar un cónclave con cerca de 130 cardenales electores, para elegir a un sucesor. Más de dos tercios de ellos fueron nombrados por Francisco.
Mientras tanto, es el cardenal camarlengo, el irlandés Kevin Farell, quien ocupará el cargo interinamente.
El lunes en el Vaticano, la bulliciosa plaza de San Pedro quedó en silencio mientras sonaban las campanas.
“Vivió esta Pascua y se fue”, dijo Cesarina Cireddu, de la isla italiana de Cerdeña, con lágrimas en los ojos. “Ha vuelto con el Señor, vaya con Dios”.
Los grupos de turistas seguían caminando por la extensa plaza, mientras grupos de personas en silencio se apoyaban en una valla para rezar.
“Hemos perdido a nuestro padre espiritual”, declaró Riccardo Vielma, un venezolano de 31 años que estudia para ser sacerdote.
“Un legado profundo”
Francisco afirmó a finales de 2023 que quería simplificar los funerales papales y anunció su deseo de ser enterrado en la basílica de Santa María la Mayor de Roma, y no en la de San Pedro.
El exarzobispo de Buenos Aires Jorge Mario Bergoglio fue el primer pontífice en elegir el nombre de Francisco, el santo de los pobres, cuyas enseñanzas inspiraron su pontificado, iniciado el 13 de marzo de 2013.
El primer papa jesuita y latinoamericano de la historia se implicó sin descanso en la defensa de los migrantes, el medio ambiente y la justicia social, sin poner en entredicho las posiciones de la Iglesia en temas como el aborto o el celibato de los curas.
Numerosos dirigentes mundiales elogiaron su liderazgo de una Iglesia más abierta y compasiva.
El vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, que el domingo se reunió con el pontífice en el Vaticano, declaró desde India que su “corazón está con los millones de cristianos” del mundo.
El presidente argentino, Javier Milei, saludó la “bondad y sabiduría” del papa a pesar de las “diferencias” entre ambos.
El presidente del Gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, destacó “su compromiso con la paz, la justicia social y los más vulnerables”.
“Nos dejó un gran hombre”, dijo la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, mientras que el presidente francés, Emmanuel Macron, afirmó que Francisco siempre estuvo “con los más vulnerables”.
Bergoglio – que con 21 años sufrió una pleuresía aguda que le supuso la ablación parcial del pulmón derecho y era conocido por sufrir de una ciática crónica que lo obligaba a cojear vistosamente – gozó pese a todo de relativa buena salud hasta 2023.
Ese año su estado se debilitó significativamente, que lo obligó a desplazarse en silla de ruedas y atizó los rumores sobre una posible dimisión, siguiendo el ejemplo de su predecesor Benedicto XVI.
El líder espiritual de 1.400 millones de católicos del mundo estuvo hospitalizado dos veces en 2023, lo que le llevó a reconocer los “límites” con los que tenía que lidiar y a cancelar su participación en actos destacados como la COP28 de Dubái en diciembre.
Reformas
Amante de la música y el fútbol y poco adepto a tomarse vacaciones, Francisco mantuvo durante años un ritmo frenético de trabajo, encadenando a menudo una docena de citas al día.
Tanto en Roma como en el extranjero, el “papa del fin del mundo”, que fue líder de los jesuitas durante la dictadura argentina en la década de 1970, denunció sin descanso todas las formas de violencia, los conflictos, la trata de seres humanos, la explotación económica y defendió los derechos de los migrantes.
Pero, pese a ser un acérrimo oponente al comercio de armas, asistió impotente a las guerras en Ucrania y en Oriente Medio.
Francisco, un político avispado conocido por su franqueza, también trabajó para reforma la Curia, el gobierno de la Santa Sede, desarrollar el papel de las mujeres y los laicos en la Iglesia y sanear las finanzas del Vaticano.
Para luchar contra los abusos sexuales a menores en la Iglesia, levantó el secreto pontificio y obligó a religiosos y laicos a denunciar los casos a su jerarquía.
Sin embargo no convenció a las asociaciones de víctimas, que lo criticaron por no haber ido lo suficientemente lejos.
Muy apegado al diálogo interreligioso, sobre todo con el islam, defendió hasta el final una Iglesia “abierta a todos”, lo que le costó duras críticas por parte de movimientos extremistas por su apoyo a los migrantes.
“Periferia”
El estilo cálido de este papa reformista que cada domingo deseaba “buen provecho” a los fieles en la Plaza de San Pedro despertó un gran fervor popular.
Pero también fue muy criticado por la oposición conservadora por su supuesta falta de ortodoxia y por ejercer un gobierno considerado como autoritario.
Esas críticas -plasmadas en peticiones, libros y carteles en las paredes de Roma- también proliferaron por la sombra de Benedicto XVI, que residió en el Vaticano hasta su muerte a finales de 2022, lo que hizo que durante años hubiera “dos papas”.
También hubo conflictos internos, con críticas de algunos cardenales, especialmente sobre el el sínodo sobre el futuro de la Iglesia celebrado de 2023, un proyecto que quedó inconcluso.
El estilo de Francisco, que prefirió un sobrio apartamento de dos habitaciones de 70 m2 al lujoso palacio apostólico e invitó a personas sin hogar y prisioneros a su mesa, también le valió críticas por desacralizar en exceso su papel.
El papa número 266º pareció más interesado por la “periferia” del planeta que por los grandes países occidentales.
También puso sobre la mesa nuevos debates dentro de la Iglesia, como con su encíclica ecologista y social “Laudato si”, un alegato contra el mundo de las finanzas y un llamado a salvaguardar el planeta.
“Se acabó la demonización de la homosexualidad, los debates sobre las relaciones extramatrimoniales o la píldora anticonceptiva (…) Todo eso quedó fuera de la mesa”, resumió a la AFP el vaticanista italiano Marco Politi.
Por: AFP