Una niña italiana de 11 años que fue abusada sexualmente durante cinco meses por un cura debió registrar con su celular uno de esos episodios cansada de no ser tomada en serio por ninguno de los adultos a los que había referido los hechos.
La víctima, oriunda de la provincia de Caserta Casertano, un municipio cercano a Nápoles, mostró la grabación a dos personas mayores de su entorno. En el sonido se escucha como el sacerdote Michele Mottola de la parroquia de Trentola Ducenta desoye el pedido de detenerse que le hace la niña y le dice “es solo un juego, no hacemos nada malo”.
Según el diario La Stampa, también existen mensajes e incluso un diario escrito por la menor en el que detalla los abusos.
La familia de la niña reunió todas las evidencias y se las acercó al obispo Ángelo Spinillo, que suspendió a Mottola y le prohibió celebrar públicamente la misa y entrar en contacto con los fieles. El prelado también denunció el caso ante las autoridades.
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Después de una investigación coordinada por la fiscalía del Norte de Nápoles, Mottola fue arrestado y confesó sus delitos. “Soy culpable, me disculpo con la familia de la niña”, declaró el hombre frente al juez cinco días después de ser detenido.
Los padres de la niña interpusieron la denuncia en mayo, pero todo se hizo público el 3 de noviembre cuando el programa de televisión Le Iene transmitido por el canal Italia 1, entrevistó a la madre y hermana de la niña y difundió la grabación que incrimina al sacerdote.
Mottola llegó a la parroquia de Trentola Ducenta en el año 2017 luego de haber pasado por varias iglesias en la región napolitana. Según el testimonio de la madre de la víctima, el párroco se había ganado la confianza de la familia con visitas frecuentes y regalos.
La hermana de la víctima dijo en una entrevista que el sacerdote, cuando fue acusado por primera vez por la niña, se reía y ese fue uno de los motivos que tuvo la menor, además de la indiferencia de los demás adultos, para animarse a grabar la aberrante escena.