Los invencibles fondistas africanos se cansaron de sellar su supremacía sobre el asfalto y ahora están dispuestos a incursionar en las carreras de montañas para establecer una segunda tiranía.
El mundo no se cansa de admirarlos desde que Abebe Bikila, el primer campeón africano en la historia de Juegos Olímpicos, logró su gloria a través de una gesta monumental: correr una maratón descalzo en Roma 1960.
El pasado año los primeros cuatro atletas de Kenia llegaron agazapados a España para participar en la Transgrancanaria. Cruzaron la isla Gran Canaria de norte a sur, no ganaron, pero se estrenaron.
A diferencia de los maratones convencionales donde siempre ganan, ahora los kenianos tienen la vista puesta en carrera de senderos, carreras de montaña, también conocida como trail running. Se trata de un deporte que consiste en correr por senderos de montaña, cerros, caminos secundarios para cruzar arroyos y ríos, con grandes trepadas y abruptos descensos.
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El plusmarquista mundial Octavio Pérez quien funge como preparador físico de los kenianos dijo que “no entendían que las bajadas largas en montaña fatigan, no es cómo en asfalto donde ellos recuperan”. En apenas dos semanas se prepararon y por ello cometieron ciertos errores de estrategia.
En declaraciones al prestigioso diario Marca, Pérez dijo estar asombrado porque los kenianos en las subidas corrían como motos. “Me sorprendió la cantidad de horas que duermen, casi doce. Creo que es otro factor que explica su gran rendimiento: entrenan, descansan, viven en altitud…”, señaló.
Hace unas semanas otros cuatro fondistas kenianos acudieron a la Zegama-Aizkorri, la maratón de montaña más famosa del mundo que se celebra en Guipúzcoa, España. Como indicaban los pronósticos, el catalán Kilian Jornet se impuso frente a sus rivales.
Sin embargo, los kenianos miembros del equipo Sky Runners Kenya acabaron quinto, noveno y duodécimo. Uno de ellos se retiró.
Ganar confianza para tener éxito
Esta vez los africanos se volvieron a lanzar al monte sin mayor éxito, pero ganaron confianza. Todos ellos entrenan en un campus en Iten, el pueblo de tantos campeones olímpicos.
Por ahora los africanos se encuentran en un período de adaptación y se les dificulta mucho seguir un plan de hidratación y nutrición durante la competencia. “Ni comen ni beben”, dice su preparador Octavio Paz.
A juicio de sus competidores, los africanos parecen unos camellos. En las montañas de la isla Gran Canaria bebieron como mucho medio litro de agua en cuatro horas. El calor infernal parece que no les hace mella.
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Por ahora la mayor dificultad para los africanos ha sido conseguir patrocinadores. Ninguno de ellos tiene sponsor principal aunque algunas marcas han cedido materiales deportivos. Todo ello ha generado un gran debate en torno al racismo en las competencias de montaña. “Racismo, no sé. Recelo, seguro”, sostuvo Pérez.
Se especula que el temor de muchos atletas es que los kenianos impongan un yugo en la montaña como hacen en el asfalto. Algunos expertos aseguran que la clave de la superioridad de los atletas kenianos en el maratón está en su predisposición genética. Otros dicen que están acostumbrados a correr descalzos desde niños, aunque ahora todos usan zapatillas.