El general retirado del ejército venezolano Cliver Alcalá Cordones, acusado por delitos de narcotráfico junto con el presidente Nicolás Maduro, se entregó en Colombia y agentes de la DEA ya lo trasladan a Nueva York para procesarlo según confirmó el diario El Tiempo.
Alcalá Cordones se habría presentado ante agentes de la Dirección Nacional de Inteligencia de Colombia en horas del mediodía del viernes 27 de marzo para que mediaran en su entrega voluntaria a la justicia de Estados Unidos que lo incluyó en el cartel de recompensas por narcoterrorismo del régimen de Nicolás Maduro.
Durante varios años este general retirado ha criticado abiertamente al mandatario venezolano, pero el jueves fue acusado de presuntamente operar en complicidad con Maduro y con el jefe del partido de Gobierno, Diosdado Cabello, una confabulación narcoterrorista que según fiscales estadounidenses convirtió al Estado venezolano en una plataforma para cárteles violentos y grupos guerrilleros colombianos.
El Departamento de Justicia estadounidense había ofrecido 10 millones de dólares como recompensa a quien diera pistas para arrestar a Alcalá quien según fuentes oficiales, vivía desde 2018 en Barranquilla y este jueves 26 de marzo se declaró sorprendido por estar dentro del cartel de recompensas.
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Trascendió que el detenido abordó un vuelo fletado que lo llevó a Estados Unidos desde la ciudad de Barranquilla tras renunciar a una audiencia de extradición y acceder a colaborar con los fiscales.
Tras ser acusado por el Departamento de Justicia, Alcalá sorprendió al adjudicarse la responsabilidad de un lote de fusiles de asalto y equipo militar de fabricación estadounidense incautado en una carretera de Colombia, que según dijo era para un plan que tenía como objetivo derrocar a Maduro. Sin ofrecer evidencia, dijo que tenía un contrato con el líder opositor Juan Guaidó y sus “asesores norteamericanos” para adquirir las armas.
Las confusas afirmaciones de Alcalá quien se encontraba entre los críticos de Maduro fueron retomadas por éste quien acusó a la DEA de estar detrás de un plan del general retirado para asesinarlo a él y a otros líderes políticos.
Según la acusación formal, cuando Alcalá era uno de los asesores de confianza del entonces presidente Hugo Chávez en 2008, se le encargó coordinar los envíos de drogas con elementos corruptos de las fuerzas armadas venezolanas y guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), a las que Estados Unidos consideraba un grupo terrorista.