Nahel, un joven cuya familia era oriunda de Argelia, fue baleado tras negarse a obedecer las órdenes de dos agentes durante un control de tránsito en Nanterre, Francia.
El hecho agitó el debate sobre racismo policial, en un país donde 13 personas murieron en circunstancias similares en 2022.
La primera versión de la policía indicaba que el joven había tratado de embestir a los agentes con su vehículo, pero un vídeo amateur ampliamente difundido mostró que fue disparado a quemarropa al arrancar su auto durante el control de tráfico.
La ONU llamó el viernes a las autoridades francesas a ocuparse seriamente de los “profundos” problemas de “racismo y discriminación racial” entre sus fuerzas de seguridad.
El ministerio francés de Relaciones Exteriores replicó que estas consideraciones eran “totalmente infundadas”.
Mounia, la madre de la víctima, dijo en la cadena France 5 que no culpa a la policía en su conjunto, solo al agente que mató a su hijo.
La justicia decretó prisión preventiva por homicidio voluntario para el agente de 38 años autor del disparo que, según su abogado, pidió “perdón a la familia” de Nahel.
El joven Nahel fue enterrado el sábado en el extrarradio de París, tras una cuarta noche de protestas y saqueos que conmocionaron a Francia y obligaron al presidente Emmanuel Macron a suspender una visita de Estado a Alemania.
Las exequias de Nahel se celebraron en Nanterre, el municipio al noroeste de París donde residía, sin presencia de cámara por petición de la familia.
Una gran multitud se congregó ante la funeraria en una mezquita de la localidad y luego se dirigió al cementerio de Mont-Valérien para el entierro, reportaron periodistas de la AFP.
“Que descanse en paz, que se haga justicia. He venido para apoyar a la madre, ella no tenía a nadie más que a él”, declaró a la AFP una asistente que no deseó dar su nombre.
Puedes leer: Restos de sumergible destruido cerca del Titanic desembarcados en Canadá
Francia movilizó en la última noche a 45.000 policías y gendarmes y los disturbios fueron algo menos intensos que en días anteriores, aunque se registraron desmanes importantes en Marsella y Lyon, segunda y tercera ciudad del país respectivamente.
El ministerio del Interior dio parte de 1.300 arrestos y de 79 policías y gendarmes heridos, con medio centenar de ataques a comisarías y una decena a cuarteles de gendarmería, un cuerpo militar con funciones de mantenimiento del orden, sobre todo en zonas rurales.
Los incidentes dejaron 1.350 vehículos calcinados o dañados y 1.234 edificios incendiados, según el balance oficial.
El gobierno decidió mantener movilizados a 45.000 miembros de las fuerzas de seguridad, ante el riesgo de una quinta noche de incidentes.
Los disturbios alteraron la vida social de Francia, con temores de que afecte a la temporada turística y a casi un año de los Juegos Olímpicos de París-2024.
También alteraron la agenda diplomática, obligando al presidente Macron a aplazar una visita a Alemania en la que debía celebrarse una cumbre entre las dos principales potencias de la Unión Europea (UE).
Macron “informó de la situación en su país” a su homólogo alemán, Frank-Walter Steinmeier, y solicitó “aplazar su visita de Estado a Alemania”, prevista desde el domingo por la noche hasta el martes, informó un comunicado de la Presidencia germana.
El Ejecutivo francés organizó una nueva reunión de la célula de crisis el sábado y la primera ministra, Elisabeth Borne, pidió a los ministros que permanecieran en París el fin de semana.
Varios países europeos como el Reino Unido, Alemania y Noruega advirtieron a sus ciudadanos en Francia que eviten las zonas de disturbios y que extremen la precaución.
“La violencia debe parar”
Las autoridades impusieron toques de queda en al menos tres localidades de la región parisina y en varias otras ciudades del país.
Marsella (sur), Lyon y Grenoble (centro-este) fueron escenario de numerosos saqueos en la última noche, realizados por grupos con personas a menudo encapuchadas.
El sábado por la mañana, los comerciantes hacían balance de daños, indignados.
“El lunes, (…) lo pongo todo en venta, ya basta”, declaró la dueña de una tienda en una calle peatonal cubierta de escombros en el centro de Lyon.
“Vinieron expresamente para romper cosas, robar”, afirmó Yousef Bettahar, un comerciante del centro comercial Merlan de Marsella.
La selección francesa de fútbol, capitaneada por Kylian Mbappé, afirmó en un comunicado que “el tiempo de la violencia debe parar” y dejar lugar a “maneras pacíficas y constructivas de expresarse”.
— Kylian Mbappé (@KMbappe) June 30, 2023
Por AFP