Infundir miedo. El foro detractor del presidente Donald Trump asegura que las aparentemente fallidas redadas masivas pretendían sembrar el terror entre los inmigrantes sin papeles, pánico que ha permeado en el sector de los llegados de otras tierras que poseen un estatus político legal.
Si el supuesto negado se confirma, podríamos estar al frente de una acción intencionada y sistemática que podría haber recalculado el impacto que sobre los miles de inmigrantes que sin documentos están en los Estados Unidos, quienes están paranoicos, asustados, paralizados y sin ánimos para ir a sus trabajos.
La actuación de los medios de comunicación ha sido decisiva a la hora de exponer consecuencias y divulgar normas que la gente debería seguir si se está ante la presencia de un procedimiento del ICE, más cuando en esas redadas las autoridades podrían detener a inmigrantes “que estén en el área aún cuando ellos no fueran los buscados”.
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Golpe de timón
Las redadas anunciadas por el Jefe de Estado y que comenzarían el domingo, podrían considerarse como movimientos tímidos, si seguimos al pie de la letra lo declarado por Trump el lunes en relación a que la naturaleza de los operativos “no son necesariamente un acto público”.
Sin embargo hubo un cambio drástico. La lista de las 2 mil personas requeridas por incumplir sus procesos ante un juzgado para completar los pasos legales que los lleven a ser refugiados, no fue tomada en cuenta y el propio Jefe de la Casa Blanca aseguró que el ICE está en búsqueda de inmigrantes sin papeles con problemas con la justicia.
Un trastorno inducido
Aunque muchos inmigrantes tienen razones para sentir los rigores de la paranoia, algunos otros, incluidos activistas y estadounidenses contrarios a la política de Trump, están en pleno delirio persecutorio, que no es más que un conjunto de condiciones delirantes en el que la persona afectada cree que está siendo perseguida.
Además, de acuerdo a datos que citan los resultados de un estudio divulgado por HealthDay News, la amenaza de deportación podría cobrarse un precio, al menos en los corazones de las trabajadoras agrícolas de California.
Los investigadores evaluaron datos de 2012 a 2014 de casi 550 mujeres en el Valle de Salinas de California, un área con una comunidad grande de inmigrantes hispanos.
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Casi la mitad dijeron que les preocupaba la deportación. Las que tenían más miedo presentaban unos niveles más altos de grasa corporal, unas cinturas más anchas, y eran más propensas a ser obesas, todos factores de riesgo de la enfermedad cardíaca y el accidente cerebro vascular.
Ansiedad y depresión
Un hecho ineludible es que el miedo que genera en los inmigrantes sin papeles la posibilidad de volver a sus sitios de origen de los que huyeron aterrorizados, vejados, humillados y con hambre, ha creado una carga emocional dañina donde la ansiedad y la depresión han comenzado a minar su salud.
A lo largo de la historia muchos pueblos han sido perseguidos. Era de suponer que los avances en materia de manejo de conflictos permitirían a las autoridades encauzar de “otra forma” esta situación. Sin embargo hasta ahora lo que ha generado es miedo, un terror que paraliza y que transforma al otrora amigable anfitrión, en una extensión de los dictadores y asesinos de los que muchos huyeron antes de llegar a la “tierra de las oportunidades”.