La aguda crisis que ya padecía Venezuela se ha visto agravada por la escasez de gasolina y agua además de contantes fallas en el suministro de energía eléctrica y por los confinamientos con que el gobierno de Nicolás Maduro trata de contener la expansión de la COVID-19.
“Esto es por el hambre” es un grito que se escuchado con regularidad en el país caribeño y que cada día se replica con más fuerza debido a las restricciones impuestas por la pandemia.
Según reportes de medios de comunicación locales y redes sociales, en los últimos días se han reportado saqueos y disturbios en las localidades de Machiques (estado de Zulia), Los Teques y Santa Lucía (Miranda), Manzanillo (Nueva Esparta), Upata (Bolívar) y Cumaná (Sucre).
Saqueos en Alto de Soapire, Santa Lucía del Tuy.
No se debe promover ni excusar la violencia, pero esto es por HAMBRE, y mientras la narcodictadura esté en el poder, esto va a empeorar. Por la vida de los venezolanos:
Gobierno de transición YA! pic.twitter.com/gDkM8vwk2W— Raul Raffalli (@RaulRaffalli) April 25, 2020
En medio de las protestas se registró la muerte de un joven de 29 años en la localidad de Upata, en el estado Bolívar, después de que recibió dos disparos en la cabeza. Las autoridades locales señalaron que un uniformado fue detenido y está siendo investigado por el crimen.
Tras meses de una relativa libertad en los comercios, el Gobierno anunció que iniciaría un plan de fiscalización para controlar los precios en los establecimientos comerciales del país y también para tomar el control de algunas empresas de producción de alimentos.
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La semana pasada el Programa Mundial de Alimentos (WFP) alertó que el país suramericano es uno de los territorios en riesgo de estar entre los que sufrirán una “hambruna bíblica” debido a la pandemia del coronavirus.