La diplomacia mexicana espera tener una reunión de “desagravio” con España con el propósito de resolver el conflicto originado luego de que la presidenta electa Claudia Sheinbaum decidiera no invitar al rey Felipe VI a su ceremonia de asunción el próximo 1 de octubre, comentó este viernes 27 de septiembre la secretaria de Relaciones Exteriores del país azteca Alicia Bárcena.
“Tenemos que salir de esta situación y la forma es ponernos de acuerdo para llevar adelante esta reunión de desagravio”, dijo Bárcenas en una conferencia de prensa que se desarrolló al margen de la Asamblea General de la ONU.
“La solución la tenemos y creo que hay que llevarla adelante”, afirmó tras recordar su “excelente” relación con el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, y su par José Manuel Albares, y en general entre España y México, donde “6.000 empresas españolas invierten más de 25.000 millones de dólares al año”.
Claudia Sheinbaum, quien asumirá el cargo de presidenta de Mexico el próximo martes 1 de octubre, no invitó al rey Felipe VI a la ceremonia de investidura en represalia por la falta de respuesta a una carta enviada en 2019 por el actual mandatario mexicano Andrés López Obrador a la corona española en la que pedía que reconozca los “agravios” cometidos durante la conquista, según justificó en un comunicado.
El gobierno de Pedro Sánchez, que sí estaba invitado a la toma de posesión, decidió que ningún representante oficial español acudiría a la ceremonia.
Hasta ahora Felipe VI, primero como príncipe y luego como rey, había participado en todas las tomas de posesión en México, país al que Sánchez definió como “hermano”.
El gobernante socialista calificó la decisión de Sheinbaum de “inaceptable e inexplicable”, sobre todo “por las muchas cosas que unen a México y España, no solamente de pasado sino de futuro”.
Se trata de “invitar al gobierno de España y al propio rey a venir a México a conversar de las tres etapas que hemos atravesado entre España y México”, afirmó Bárcena por su parte.
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La ministra mexicana aludió a los “agravios durante la colonia”, a los más de “40.000 españoles” refugiados de la dictadura de Francisco Franco en su país y a la etapa actual “de un gran dinamismo político y económico” en las relaciones bilaterales.
“Lo que México estaba solicitando es eso, una especie de encuentro de desagravio de hace 500 años y que podríamos combinarlo con algo muy positivo que es esta convivencia que hemos tenido”, precisó.