Uno de los secretos que oculta la catedral de Notre Dame, en París, es que en su techo hay tres colmenas en las que viven 200.000 abejas productoras de miel. Por eso cuando se originó el pavoroso incendio de su cubierta el 15 de abril, los temores por la suerte de los insectos se dispararon. Pero de manera casi milagrosa, las abejas se salvaron del fuego.
Nicolás Géant es el apicultor encargado de estas colmenas y pensaba que lo peor había ocurrido, hasta que recibió una llamada de André Finot, el portavoz de Notre Dame quien le dijo que había abejas volando dentro y fuera de las colmenas. “Eso significaba que estaban todavía vivas”, dijo Géant.
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“No estaban en medio del fuego. De haber estado en él no hubieran sobrevivido, las colmenas están hechas de madera. La cera se derrite a 63 grados, si la colmena hubiera alcanzado esa temperatura, la cera se habría derretido, habría atrapado a las abejas y todas habrían muerto”, explicó.
Lo que sí pudo pasar es que en las colmenas entrara humo, pero eso no afecta a las abejas. “Escuchar que están vivas es maravilloso. Me llené de alegría. ¡Es un milagro!”, comentó.
Cada colmena produce en promedio 25 kilos de miel cada año. El producto es vendido al personal del templo que las alberga desde 2013.
En los últimos años se ha vuelto común que en la capital francesa se instalen colmenas en inesperados lugares, como por ejemplo la Opera de París y en la catedral de Notre Dame.