Si la escuchas, la bailas. La salsa delata el ADN caribeño. Es imposible escuchar la clave sin mover los pies. En Puerto Rico, este ritmo afrocaribeño es cultura e historia de una nación y especialmente de su migración.
Entre Nueva York y Puerto Rico nació formalmente este ritmo. A finales de los 60, los escenarios dieron protagonismo al movimiento que es realmente una representación de un gentilicio que, en la actualidad, se ha extendido a medio continente. Hoy en día la salsa es sinónimo de latinidad. Ya no solo se unen pueblos a través de un idioma, también se unen a través de los sonidos.
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En sus inicios, la salsa puertorriqueña guardaba mucho de protesta y reclamo por la igualdad, a través de sus letras se exponían los problemas sociales que atravesaban los ciudadanos en la isla y fuera de ella, siempre con la añoranza de la patria entre pecho y espalda. Luego la evolución en la narrativa dio vestigios de drama, vivezas y anécdotas. Todas transformadas en crónicas de la vida.
Como todo experimento exitoso, la salsa une otras cosas. Es el resultado del son montuno cubano, la rumba, la bomba, la plena, así como de algunas tendencias estadounidense que incluyen el jazz, el rhythm and blues, el funky y el soul. El resultado ayudó a definir un colectivo que a su vez fue una catarsis para los marginados.
Exponentes históricos
Describir Nueva York y la salsa en una oración hace que se incluya automáticamente a la empresa discográfica Fania, que significó un apoyo masivo en sus inicios. Dirigida por el judío Jerry Masucci y el dominicano Johnny Pacheco, contaban con artistas, en su mayoría puertorriqueños, y caribeños, que ayudaron a ubicarla con éxito en el mercado musical.
Destacan nombre como Ray Barretto, Willie Colón, Bobby Valentín, Héctor Lavoe, Ismael Miranda, Pete “El Conde” Rodríguez, Adalberto Santiago, Eddie Palmieri y Larry Harlow; Richie Ray, Bobby Cruz, Celia Cruz, La Lupe, Cheo Feliciano y Rubén Blades; Ismael “Maelo” Rivera, Rafael Ithier, Tommy Olivencia, Willie Rosario, Andy Montañez, Raphy Leavitt, Elías Lopés y Roberto Roena.
El Gran Combo de Puerto Rico y Willie Colón también se unieron a los nombres más emblemáticos del mundo de la salsa. De hecho, los primeros fundados en 1962, por Rafael Ithier y otros músicos, ha sido el heredero de los iniciadores de la salsa en Puerto Rico. Se le considera la Universidad de la Salsa.
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