Filadelfia tiene encendidos todos sus motores con miras a participar en la cristalización de la 28ª Enmienda Constitucional, un texto que desea la precisión expresa en la carta magna en términos de igualdad de género en los Estados Unidos.
La ERA tiene tres frases, y la clave es la primera: “La igualdad de derechos bajo la ley no será negada o reducida por los Estados Unidos o por ningún Estado a causa del sexo”. Los otros dos son para ponerlo en práctica.
Durante casi un siglo, los defensores de derechos civiles han tratado de añadir una disposición a la Constitución que garantice la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, sin embargo la carrera de obstáculos ha sido larga y engorrosa.
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Alice Paul quien luchó por aprobar la 19ª Enmienda que dio a las mujeres el derecho al voto en 1920, redactó la primera ERA y la presentó al Congreso en 1923.

Desde Filadelfia se divulgó una nueva encuesta del Centro de Investigación de Asuntos Públicos de The Associated Press-NORC muestra que aproximadamente 3 de cada 4 estadounidenses apoyan la enmienda de igualdad de género, que está ahora de vuelta en el Congreso tras la ratificación de la medida por parte de Virginia en enero. Pero casi la misma cantidad, el 72%, cree incorrectamente que la Constitución ahora garantiza a hombres y mujeres la igualdad de derechos ante la ley.
El segundo estado de la Unión históricamente ha jugado un papel protagónico en relación al texto contractual que rige a nuestra sociedad, al punto que la Constitución de los Estados fue adoptada en su forma original el 17 de septiembre de 1787 por la Convención Constitucional de Filadelfia (Pensilvania) y luego ratificada por el pueblo en convenciones en cada estado en el nombre de «Nosotros el Pueblo» (We the People).
Enmienda en ciernes
La Equal Rights Amendment (ERA), que estipularía que la igualdad de derechos no puede ser negada o restringida en base al género, está de vuelta en los titulares porque Virginia se convirtió en el estado número 38 en ratificarla – satisfaciendo el requisito de que tres cuartos de los estados la aprueben después de que el Congreso aprobara la medida en 1972.
Sin embargo, los obstáculos legales podrían impedir que la ERA se convirtiera en la 28ª enmienda. El Congreso inicialmente requirió que los estados la ratificaran en 1977, plazo que más tarde extendieron hasta 1982. Algunos grupos de mujeres sostienen que ese plazo no debería considerarse vinculante, y aunque la Cámara controlada por los demócratas probablemente vuelva a ampliar el plazo, el Senado controlado por los republicanos podría oponerse. Otro obstáculo jurídico: la decisión de cinco estados en el decenio de 1970 de anular su ratificación inicial de la enmienda.

La ERA también se enfrenta a una amarga oposición de los activistas conservadores que consideran que pone en peligro sus posturas sobre el aborto y los derechos de los transexuales. Sin embargo, aunque la encuesta encontró una importante brecha partidaria en las opiniones sobre la adopción de la ERA, las mayorías de todos los partidos están a favor. Casi 9 de cada 10 demócratas, comparados con 6 de cada 10 republicanos, dicen estar a favor.
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Otros números
Alrededor de la mitad de los estadounidenses piensa que ratificar el ERA tendría un impacto positivo en el país, aunque alrededor de 4 de cada 10 consideran que no haría mucha diferencia y alrededor de 1 de cada 10 dicen que sería perjudicial. Casi dos tercios piensan que su impacto en las mujeres sería positivo; cerca de 2 de cada 10 sienten que afectaría negativamente a los hombres.