De acuerdo a datos obtenidos en ambientes de la industria farmacéutica en los Estados Unidos, en abril se realizarán las primeras pruebas en humanos con miras a calibrar la efectividad de un número aún no revelado de vacunas que están en proceso de diseño con miras a combatir el coronavirus.
Sin embargo esta fecha no es sinónimo de prontitud, debido a que los expertos creen que una terapia de inmunización que reciba los permisos necesarios solo podrá estar lista en los primeros meses del 2021.
En el ámbito mundial más de diez grandes farmacéuticas pelean por ser la primera en lograr una vacuna. En el ovalo de competencia están las estadounidenses Moderna, Johnson & Johnson, Regeneron, Inovio Pharmaceuticals, Novarax y Gilead Sciences.
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Es necesario apuntar que la prontitud con la que se alcance el éxito se le deberá en parte a los científicos chinos, debido a que ofrecieron al mundo una publicación de la secuencia genética del virus, que fue detectado por primera vez en diciembre en la región de Wuhan y que el miércoles fue declarado pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Este mérito que se endosa al Gigante Asiático ha dado una gran ventaja a las farmacéuticas de todo el planeta. Frente a la historia de la virología es notable que los primeros experimentos de inmunización se están efectuando en solo 4 meses desde la detección del virus, un lapso que contrasta con el año y ocho meses que tardaron los primeros ensayos para una vacuna contra el Síndrome Respiratorio Agudo y Grave (SARS, en su acrónimo inglés), que dejó 774 muertos en China entre noviembre de 2002 y julio de 2003.
Vacuna cuadro a cuadro
Muchas son las historias que se han publicado en torno a este “sprint” farmacéutico. Se han conseguido datos circulando en los medios de comunicación locales que apunta a la empresa estadounidenses Moderna, con sede en Massachusetts, ubicada en posición de comando. De acuerdo a la comunidad científica fue la primera en fabricar en febrero una vacuna experimental que está siendo probada por investigadores del Gobierno de EE.UU. y, en abril, tiene previsto lanzar un ensayo clínico con entre 20 y 25 voluntarios sanos.
Opinión interesante
Desde el Instituto de Vacunas Sabin, en Washington, ha salido una voz interesante que narra cómo la máquina farmacéutica estadounidense está a máxima revolución, en una carrera para hallar una vacuna y un tratamiento contra el nuevo tipo de coronavirus, un proceso que se demorará durante más de un año y que ya le ha permitido cosechar jugosos beneficios en bolsa.
El doctor Bruce Gellin del Instituto de Vacunas Sabin, en Washington, ha dicho que “muchas compañías están teniendo ideas sobre cómo hacer una vacuna. Es importante intentar todas las posibles vías porque sabemos que no todas funcionarán”. La institución que representa el galeno Gellin, está dedicada a promover el acceso global a la inmunización.
En opinión de Gellin, “que muchos caballos de carreras hayan salido, no significa que todos lleguen a la meta”, por lo que, a su juicio, cuantas más compañías inviertan en investigación, mejor.
A largo plazo, el desarrollo de una vacuna permitirá a la población fortalecer su sistema inmune frente al COVID-19, pero ¿qué hacer con quién ya está enfermo?
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La industria farmacéutica y las universidades de EE.UU. están investigando dos tipos de tratamientos diferentes: inyecciones de Remdesivir, un medicamento antivírico que fue creado originalmente para el ébola, y una píldora llamada “EIDD-2801”, capaz de enfrentarse a una gran cantidad de virus.
Uno de los expertos que está sumergido en el desarrollo de esa píldora es David Perryman, jefe de operaciones de “DRIVE”, un centro sin ánimo de lucro de la universidad Emory en Atlanta (Georgia).