Un cerebro sano puede ser el resultado de una siesta regular en el día, así lo reveló una investigación del University College de Londres (UCL) que demostró que aquellas personas que duermen siesta tenían un cerebro 15 centímetros cúbicos más grande, esto significa que retrasa su envejecimiento entre tres y seis años. Pero lo más importante, de acuerdo a la investigación, es que dure menos de 30 minutos.
Sin embargo, puede significar un reto ante el mundo laboral moderno, que puede ver esta practica como negativa o ineficiente, en términos de productividad. No obstante, es una de las actividades más importantes, que se hacen desde el nacimiento y que, con el tiempo, se va perdiendo.
¿Cuáles son los beneficios de tomar siestas?
Tomar siestas ofrece varios beneficios para los adultos sanos, tales como los señalados por la Clínica Mayo:
- Relajación
- Menor fatiga
- Estado de alerta más intenso
- Mejora del humor
- Mejor desempeño, con un tiempo de reacción más rápido y una memoria más aguda
La siesta no sustituye el descanso
Una encuesta realizada en 2020 por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, descubrió que más de una tercera parte de los adultos no duermen las siete horas o más recomendadas cada noche.
Esa falta de sueño podría estar asociada a una serie de riesgos mayores para la salud, como la obesidad, hipertensión, diabetes, enfermedades coronarias, accidentes cerebrovasculares y los trastornos mentales, han señalado diferentes expertos en el tema.
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«Cuando no duermes bien por la noche, la siesta ayuda a mejorar aspectos como el tiempo de reacción y la memoria si necesitas trabajar», señaló al New York Times Molly Atwood, psicóloga clínica e investigadora de medicina conductual del sueño en el hospital Johns Hopkins.
Dormir bien, toda la noche, significa pasar por las distintas fases del sueño, cada una dura aproximadamente 90 minutos, ser consciente de esto es esencial. Cada fase o ciclo tiene 4 etapas, las dos primeras se consideran sueño ligero, donde los músculos se relajan, la temperatura corporal desciende y el ritmo cardiaco y la respiración se ralentizan.
La tercera fase, conocida como sueño profundo, es cuando los ojos y los músculos se relajan por completo y el cuerpo realiza el importante trabajo de reparar y construir huesos, músculos y otros tejidos, además de reforzar el sistema inmunitario y consolidar y procesar los recuerdos.
Luego viene la última fase del ciclo del sueño: MOR, no es tan profunda como la tercera, pero es cuando hay más probabilidades de soñar, además se cree que está asociada con el aprendizaje, el almacenamiento de recuerdos y la regulación del estado de ánimo. Su nombre viene por el movimiento ocular rápido.
La siesta se puede planificar
Para que no afecte el sueño de noche y para que realmente tenga efecto en el día, lo recomendable es planificar la siesta a una hora que no sea tan tarde, expertos recomiendan que sea antes de las 3 de la tarde. Pero lo más importante: que no exceda la media hora.