Los “curbstoners” van a ser acorralados a través de la iniciativa del consejero de Filadelfia Bobby Henon. Una multa de $300 por infracción tratará de desalentar a los que venden y reparan automóviles en las aceras de la ciudad. Esta actividad ilegal incomoda a la ciudad y crea un caldo de cultivo para transgredir.
El consejero Bobby Henon ha presentado recientemente un par de proyectos de ley. A través de una ordenanza aumentarían las multas diarias por aparcar en la acera. Además prohibirían el uso de las calles o aceras públicas para la venta de automóviles. La multa por aparcar en la acera aumentaría un 500%, pasando de 50 a 300 dólares.
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Ryan Briggs, de WHYY News, obtuvo primero la información. Asimismo un comentario de la portavoz de Henon. Se trata de Courtney Voss. Ella dijo que la nueva legislación “es una reacción”. Una estructurada respuesta a la “dramática” proliferación de trabajos de reparación y venta de vehículos en las calles y aceras. Ocurre en un momento en el precio de los automóviles usados se disparó tras la pandemia.
La doble vía de los “curbstoners”
Utilizar las calles como agencias de ventas de automóviles o como talleres de reparación trae caos a la urbe. La actividad genera un problema estructural que golpea la funcionabilidad de la ciudad. Hacer negocios es un asunto que requiere de una estructura. De allí que los curbstoners sean un problema porque ellos las eluden. Trabajan sin permisos, no ofrecen garantías y no tributan a ningún nivel de gobierno.
Lo peor del tema es que fabrican una doble vía, una en la que exitosamente caen tentados algunos concesionarios formales. Una parte no mesurada de autos en ventas en las aceras pueden venir de concesionarios. Los vendedores legales de automóviles que se dedican al curbstoning están eludiendo el derecho de los consumidores. Los excluyen de protecciones como las garantías federales y las state lemon laws.
Estos ilegales venden autos usados dañados y recuperados a los compradores y desaparecen. Los compradores de los curbstoners no tienen ninguna información de contacto del vendedor. La situación los deja atrapados con carros sin valor, o peligrosos y con problemas.
El asunto en Filadelfia
Courtney Voss, la vocera del consejero de Filadelfia compartió la perspectiva de una génesis del desorden. Achacó el problema, en parte, al creciente número de mecánicos y vendedores aficionados que operan sin un negocio físico.
“Utilizan la calle como sus talleres y dejan los vehículos aparcados hasta que encuentran compradores por Internet”, dijo Voss. “A nivel nacional y local, los precios de los automóviles usados se están disparando. Los individuos que se dedican a esta actividad se están beneficiando potencialmente de forma sustancial. Ellos no toman en cuenta el impacto que están teniendo en sus barrios”.
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Atribuyó el uso de la vía pública para fines comerciales a una serie de problemas de calidad de vida. Mencionó la disminución del aparcamiento en la calle. También el impacto medioambiental. En la actividad se vierten fluidos de los automóviles en las alcantarillas. Además está la contaminación sónica derivada del trabajo de los automóviles.
Se pretende que la ley sea una pieza de una estrategia más amplia para combatir el creciente problema del “curbstoning”. Busca detener la proliferación de la reparación, el almacenamiento y la venta de automóviles en el derecho de paso público”, dijo.