En Florida la cifra de muertos por el COVID-19 aumentó a 18 y el número de contagios se ubica en 1.412 según confirmó este martes 24 de marzo el Departamento de Salud. Mientras el gobernador, Ron DeSantis, pidió al presidente Donald Trump que declare como “desastre mayor” la situación del coronavirus en este estado.
De los 67 condados que forman Florida los más afectados por la pandemia son Miami-Dade con 338 casos y Broward con y 311 contagios, seguidos por Palm Bech con 101 casos y Hillsborough con 91 personas contagiadas.
A través de una misiva, DeSantis solicitó al mandatario estadounidense fondos adicionales para auxiliar con el desempleo, ayudas para comida, asesoramiento sobre la crisis y préstamos comunitarios para desastres, ya que estiman que serán insuficientes los 208 millones de dólares que la entidad planea gastar en esta crisis causada por la pandemia.
Las últimas cifras publicadas por el Departamento de Salud de Florida indican que en la actualidad hay 1.008 personas pendientes de los resultados de sus pruebas por coronavirus y 13.127 personas examinadas han dado negativo.
Hasta la fecha no se ha declarado la cuarentena a nivel estatal, pero son varios los sectores que desde hace varios días reclaman al gobernador que haga algo al respecto, como la congresista Debbie Mucarsel-Powell quien este martes indicó que la declaración de desastre mayor “no es suficiente”.
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En algunas ciudades del sur de Florida, que es la región más afectada por el virus, ya han comenzado a tomar sus propias medidas como en Miami Beach que desde este martes a mediodía dictó la orden “más seguros en casa”.
El alcalde de esta ciudad, Dan Galber, ordenó a sus residentes “limitar todas sus actividades fuera de casa más allá de las absolutamente necesarias” para protegerlos ante el riesgo de contagiarse.
“Todas las reuniones públicas o privadas fuera del lugar de residencia sin importar el número de personas quedan prohibidas, salvo aquellas para actividades esenciales”, señaló el alcalde en un comunicado.
Los ciudadanos podrán ir comprar artículos de primera necesidad, acudir a los centros sanitarios y a los restaurantes para recoger comida para llevar o a las entidades bancarias.
También están permitidas las actividades recreativas al aire libre en zonas que no estén cerradas, así como las actividades religiosas en las que se mantengan la distancia de seguridad entre los participantes.
Sin embargo, el gobernador DeSantis rehúsa por ahora a establecer el encierro obligatorio como lo han hecho los estados de California y Nueva York, los mayores focos del COVID-19 en Estados Unidos, por considerar que es “contraproducente”.
El gobernador promulgó una orden ejecutiva ordenando a todas las personas que viajen al estado por algunos de los “puntos calientes” del virus que inicien una cuarentena voluntaria en sus casas 14 días después de retornar.