El teletrabajo o trabajo a distancia no solo ha prevenido millones de contagios en espacios de trabajo reducidos, sino que ha demostrado un nuevo modelo de negocios útil y productivo.
Pero a medida que baja el número de contagios y que se avanza en las fases de la desescalada, muchas empresas se plantean la vuelta de los trabajadores a las oficinas y surgen las dudas sobre las medidas para garantizar la seguridad de los trabajadores. ¿Están preparadas las empresas?
Están obligadas a contar con un servicio de prevención de riesgos laborales, ya sea dentro de la compañía o externo, que es el encargado de evaluar los riesgos (incluido el de contagio por la COVID-19) y establecer las medidas de prevención oportunas según las características de cada negocio.
Por ejemplo, el Ministerio de Sanidad español señaló que la primera medida para la prevención colectiva del contagio en el entorno laboral es la distancia social.
Puedes leer: Protestas podrían ser un fuerte foco de COVID-19
Donde no se pueda evitar la distancia social porque se trate de locales de uso público, entonces cobra relevancia el uso de mascarillas y la utilización continua de hidroalcoholes, así como la adaptación de los espacios de trabajo por parte de los empleadores.
En aquellos lugares de trabajo de cara al público, la distancia social conlleva la limitación de la aglomeración de personas.
En el caso de las salas de reuniones, por el momento deberá fomentarse las reuniones virtuales y, en caso de que no sea posible, mantener la separación de 2 metros entre personas.
Puedes leer: Día Mundial del Ambiente: ¿Qué hacer para tener un planeta más limpio y saludable?
Algunas empresas están optando por medidas como la toma de temperatura a la entrada o el uso de cámaras térmicas que plantean dudas acerca de la privacidad de los trabajadores y de los clientes.
«En un contexto en el que se extiende el aislamiento preventivo y obligatorio, donde muchas empresas están imposibilitadas de operar o debieron modificar radicalmente sus pautas de funcionamiento, con muchos trabajadores confinados en sus hogares y teniendo que conciliar su vida profesional y laboral en un mismo espacio, y muchos otros sobre-exigidos por prestar servicios en actividades consideradas esenciales, es indiscutible que el mundo del trabajo ya no será el mismo y todo indica que algunos cambios llegaron para quedarse», destacó un informe realizado por Randstad, compañía global de servicios de recursos humanos.
Desde la Organización Internacional del Trabajo (OIT) advirtieron sobre los riesgos de esa «nueva normalidad» y plantearon que, como sucedió en otras crisis globales, «se requiere de una respuesta internacional que sea integral y coordinada y que tenga como eje prioritario a las personas».