Se conoce como crianza distraída a los padres que, mientras pasan tiempo con sus hijos o cuidan de ellos, no dejan de mirar el teléfono. Revisan sus redes sociales, su correo electrónico o simplemente, están más atentos al aparato.
Es una situación que se vive muy a menudo en cientos de hogares y puede traer graves consecuencias en los más pequeños. Pasa mucho que los padres no son conscientes de esto y loa sumen como algo inofensivo, pero lo cierto es que los niños necesitan de la atención de sus padres, en cuerpo y mente.
Estas acciones pueden dañar su autoestima y sentimiento de valía, favorece a la pérdida del vínculo entre padres e hijos pues establece a padres ausentes además que ofrece un mal ejemplo. Es bien sabido que el uso excesivo de la tecnología afecta al cerebro, sobre todo a los que están en pleno desarrollo.
Carece de sentido decirles a los niños que no abusen de las pantallas o limitar su uso, si luego los adultos están todo el tiempo atento a ellas.
Según datos de Empantallados y Gad 3, los más pequeños usaron las pantallas en el año 2020 casi 4 horas al día. Desde Kaiser Family Fundation señalaron que un 43% de los niños con menos de 2 años ve la tele todos los días y los menores de seis años están dos horas diarias frente a estas pantallas, casi el mismo tiempo que pasan jugando al aire libre, y tres veces más tiempo del que pasan leyendo o escuchando lo que alguien les lee.
Desde la revista de la Academia Americana de Pediatría se recomienda que los niños hasta los 24 meses no estén expuestos a ningún tipo de pantalla. Y desde los 2 y 5 años, el tiempo máximo debe ser de 1 hora, y se debe procurar que sea un contenido de calidad y educativo. Unicef señala que los niños entre 5 a 12 años deben estar un máximo de hora y media al día con pantallas y su uso debe estar supervisado.
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La crianza distraída también promueve la pérdida del interés y comunicación en la familia, las redes sociales y el flujo de información en internet, están pensadas para crear adición, y sobreestimulación, así que las conversaciones generadas por los niños pueden verse afectadas ya que los padres están, de forma inconsciente, atentos a otra cosa.
Padres hiperconectados y distraídos
Desde que las nuevas tecnologías irrumpieran en las rutinas, han surgido nuevos conceptos asociados a ellas: ‘nomofobia’ (el miedo atroz y, en definitiva, la adicción desmesurada al dispositivo móvil que se produce en adolescentes y adultos), phubbing (un anglicismo inglés que da nombre al hecho de desconectar absolutamente de las personas que te rodean por estar demasiado centrados en lo que hay en el móvil).
¿Qué se puede hacer?
- Desconectar el teléfono cada vez que se está con los hijos
- Decidir espacios y horarios libres de pantallas y tecnologías dentro y fuera del hogar
- Aprender a relacionarse con los niños, aunque cueste, y no buscar distracciones externas para evitarlo