Los expertos concuerdan en que el acoso escolar o bullying suelen ser frecuentes en las instituciones educativas, pero los objetivos de ese acoso nunca revelan lo que ocurre.
Las víctimas de este tipo de agresiones sufren en silencio, por eso es muy importante detectar los signos que enmascaran ese tipo de agresión.
Existen varios consejos útiles para los padres y educadores. Lo primero que se advierte son los cambios de comportamiento y humor en el niño que se muestra triste, irritable y llora con frecuencia. Además tiene pesadillas y alteraciones del sueño y/o del apetito.
Los psicólogos señalan que el estudiante se queja de dolores sin causa aparente (habitualmente de cabeza y estómago). A veces tienen vómitos no justificados.
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Por lo general dice que pierde sus cosas o se le rompen con demasiada frecuencia en el colegio. Es muy importante estar alerta cuando llega a casa con heridas o hematomas con asiduidad. La víctima suele alegar que sufrió algún accidente.
No quiere salir ni relacionarse con sus compañeros de clase. Se niegan a ir a las excursiones del colegio o a realizar actividades extraescolares.
La víctima bullying pide a sus padres que le acompañen hasta el colegio y vuelvan a buscarle. Protesta cuando tiene que ir al colegio e incluso llega a decir abiertamente que no quiere ir.