La cantante mexicana Yuri reveló esta semana que, después de haberse contagiado de COVID-19 hace cerca de un año, aún sufre las secuelas provocadas por la enfermedad.
La intérprete confesó que había sido diagnosticada con disautonomía, una rara condición que provoca entre otras cosas un aumento incómodo y rápido de los latidos del corazón cuando el paciente intenta realizar cualquier tipo de actividad.
«Me regresaron algunas secuelas en el sistema nervioso, me (lo) detectaron (…) me volvieron hace tres semanas, estuve bastante enfermita. Gracias a Dios pude detectarlo a tiempo, fui con un neurólogo, dos neurólogos, me detectaron que tengo disautonomía, que no es de muerte, pero sí es muy difícil», le dijo al programa Hoy de la cadena Televisa.
La disautonomía es un término general que engloba a distintas afecciones que comparten un problema de base común: el mal funcionamiento del sistema nervioso autónomo (SNA).
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La disautonomía puede manifestarse como una condición primaria o asociada con otras enfermedades como el mal de Parkinson, artritis reumatoidea o, como está empezando a quedar en evidencia ahora, también con la COVID-19.
Según narró Yuri, después de su contagio sufrió un síncope, el cual habría sido debido a que su presión arterial bajó, pero ahora le está ocurriendo lo contrario, su presión ha subido a niveles tan altos que le han provocado varios desmayos y fuertes cefaleas.
Los reiterados problemas de salud que ha tenido la han llevado a pensar en su muerte con tal de detener su sufrimiento.
«Digo: ‘oye, si yo voy a estar así, y mi calidad de vida no es tan bonita, ay, Señor, ¡pues llévame!’. Claro, en ese momento dices ‘¿cómo que llévame?’, tengo a mi hijo, tengo a mi hija, tengo a mi esposo, pero sí llega un momento que sí te desesperas, definitivamente», relató la cantante.
Después de esto, a la cantante le tuvieron que remover el apéndice, pero no todo resultó como se esperaba, pues le fue detectado un pequeño tumor.