El dinero y los millonarios poseen la sensibilidad de un albino frente a la luz solar y en estos días cuando la irradiación de una potencial supernova llamada Elizabeth Warner, que está a años luz de un posible gran destello, los súper ricos estadounidenses y los mercados andan incompresiblemente acaparando ansiolíticos.
Cuando la senadora por Massachusetts se encontraba relegada en las encuestas, pocos se preocupaban por su postura a favor de un impuesto para “los últra ricos”. O más allá, millonarios devenidos en filántropos solicitaban que se les pechara con mayor fuerza desde el ámbito impositivo, y sobre el particular ilustran los archivos mediáticos declaraciones de Bill Gate o Jamie Dimon.
La expresión de Warner que colocó un exceso de “noradrenalina” en el torrente sanguíneo de los billonarios, fue “ganancias totales”, por la que han manifestado un evidente “ataque de pánico” que los ha guiado a vitoriar la inminente asistencia a las primarias presidenciales de 2020 con Michael Bloomberg, como candidato, ha mostrado la verdadera cara que posee el dinero.
Millonarios rodeados
Otro temor de los aludidos millonarios se muestra cuando advierten que en esta iniciativa la Senadora de Massachusetts no está sola y que todos los demócratas alineados como Sanders y Beto O’Rourke apuntan a una tasa impositiva sobre sus ganancias totales.
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La senadora Warren, la aspirante con más apoyos a la candidatura de su partido en las elecciones de 2020, propone un impuesto a los “ultra-ricos” que exime los primeros 50 millones de dólares en activos pero grava un 2 % anual las fortunas por encima de esa cifra y un 6 % las de más de 1.000 millones, según desveló recientemente.
Con ánimos de hacer un repaso exhaustivo de esta situación que tiene a los acaudalados a un paso de acudir a los antisicóticos, tomamos orientación de un trabajo divulgado en la prensa internacional por la periodista ibérica Nora Quintanilla, quien reunió bastantes datos para asegurar que el ascenso de Elizabeth Warren inquieta a los multimillonarios de EE.UU.
La periodista española quien con sarcasmo asegura que “la economía me persigue y yo nunca he sido “runner’, escribió recientemente que el cofundador de Microsoft, Bill Gates, asiduo del “top 3” de los más ricos del mundo y hoy centrado en la filantropía, se pronunció con cierta sorna sobre esa medida pese a haber abogado en el pasado por una mayor imposición fiscal a los multimillonarios, una cambio de actitud que se ha visto entre figuras de la élite.
Durante una conferencia del New York Times, donde instó a no “amenazar” el “sistema de incentivos” que supone ser rico, Gate dijo “bromeando” que ha “pagado unos 10 mil millones de dólares, más que nadie, en impuestos. Si tengo que pagar 20 mil millones, está bien. Pero si dices que pague 100.000 millones, tendré que calcular qué me queda”.
El algoritmo de la líder
Desde luego hay que recalcar que todo este alboroto está basado en cálculos a futuro, tan riesgosos que más de uno millonario pudiera antes de 2020 caer muerto de un infarto y no ver ganar nuevamente a Trump la Casa Blanca. Pero según la calculadora fiscal que ofrece Warren en su página de campaña, si a su fortuna de 107 mil millones de dólares se le aplica el gravamen a los “ultra-ricos”, su aporte al estado son 6 mil 379 millones, lejos de la totalidad que comentaba, aunque la reforma fiscal que propone abarca otras subidas para los más prósperos.
Quintanilla, especialista en temas económicos que residen en Nueva York, ha escrito que la senadora pone el ejemplo de este cálculo para Gates y también para Michael Bloomberg, un empresario y filántropo que ha amasado 52 mil millones de dólares y que podría convertirse en su rival, ya que considera presentarse a las primarias demócratas con miras a la presidencia del país, para alivio del “0,1 %” de la sociedad.
En búsqueda de argumentos, la experimentada periodista graduada en la graduada por la Universitat de València, vertió en el reportaje datos que encontró en el medio Recode, que precisó fue Jeff Bezos, el fundador de Amazon y hombre más rico del planeta, quien animó a Bloomberg a plantearse la candidatura y desde que trascendieron sus intenciones ya se ha granjeado el apoyo de otros multimillonarios, como el gestor de fondos Leon Cooperman.
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Como datos extraidos de un guión de Soap Opera, Quintanilla precisó que Cooperman protagonizó una sonada entrevista en CNBC ya que se puso al borde de las lágrimas por su preocupación por Warren, con la que mantiene un tenso “rifirrafe” y quien a su vez le acusó de tener inversiones en una firma de préstamos a estudiantes, un problema que la senadora quiere atajar.
Warren hostiga a los grandes empresarios incluso “en casa”: este jueves compró espacio publicitario en ese canal económico y emitió anuncios donde exponía que Cooperman fue imputado por tráfico de información privilegiada, además de mostrar el nerviosismo de otros por su política fiscal.
El aludido, que pagó casi 5 millones de dólares tras un acuerdo con las autoridades, reaccionó reiterando que un impuesto a los “ultra-ricos” llevaría a “actos no naturales, sería casi imposible de controlar y es probablemente inconstitucional”.
Otro de los mencionados era Lloyd Blankfein, ex CEO de Goldman Sachs, que arremetió contra la “demonización” de los millonarios, igual que Jamie Dimon, máximo directivo de JPMorgan Chase, que en el pasado se ha mostrado a favor de pagar unos impuestos más altos pero recientemente ha criticado que Warren usa “palabras muy duras”.