No hay un residente de Miami que no sepa dónde queda este lugar. No es necesario ofrecer mayores explicaciones para llegar al Restaurante Versailles que este año cumple 50 años como bastión de la comida cubana, trinchera política de los exiliados y escenario de ardorosas protestas contra el régimen comunista de La Habana.
En julio pasado ocurrió la más reciente manifestación, cuando los cubanos de Miami en varias ocasiones se concentraron frente al Versailles, en la Calle Ocho del barrio de la Pequeña Habana, en apoyo a los miles de compatriotas que salieron a las calles de la isla a protestar exigiendo libertad y hartos de la crisis económica y sanitaria.
La vida cotidiana de la comunidad cubana de Miami, su historia y la de su diáspora, se hace inconcebible sin la existencia de este restaurant familiar fundado en 1971 por Felipe Valls, un cubano de 25 años que llegó a Miami en 1960 después de que el Gobierno castrista confiscara los negocios de su familia, entre los que destacan una importadora de botellas, una gasolinera y un pequeño club nocturno denominado Lido.
Felipe Valls Jr. quien tenía dos años cuando su familia abandonó la isla, relata que su padre como muchos otros cubanos llegó a Miami sin nada, solo con lo que llevaba encima. “Empezó trabajando en un restaurant como lavaplatos y luego trabajó en una empresa de equipos de refrigeración y hostelería”, comenta en una entrevista a propósito de la celebración del medio siglo del Versailles.
Refiere que con el adelanto de un mes de sueldo que le otorgó el dueño de la compañía para la que trabajaba, Valls inició la importación de cafeteras de Italia y España y le fue muy bien con ese negocio. Poco tiempo después ya dirigía su primer restaurante que se llamó Badía que tuvo mucho éxito. Algunos años después lo vendió y compró el terreno donde se encuentra el Versailles.
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Centro del exilio cubano
No está claro cuándo, cómo y por qué el Versailles pasó a convertirse en un centro principal y sentimental del exilio cubano. Para el hijo de su fundador, los medios de comunicación han sido los que han ido construyendo el mito de este lugar como emblema de la lucha anticastrista y del sentir de los exiliados.
Valls Jr. dice que tal vez todo empezó con el gobernador y luego senador por Florida Bob Graham, quien durante una de sus campañas electorales lanzó la estrategia “Un día en la vida de un…”, y en una ocasión convocó a los medios en el Versailles y él “apareció vestido de asistente de mesero, con su chaqueta verde, trabajando en el piso como ayudante de camarero… y ganó las elecciones”.
En la actualidad es visita obligada, sobre todo en épocas electorales, para políticos que se acercan a degustar el café cortadito que allí se sirve.
Sin embargo, el mayor orgullo para la familia Valls mantener el aprecio de su clientela con un recetario de familia, una “cocina de la abuela”, basada en la calidad de los platos que ofrecen, como la palomilla, la ropa vieja, el arroz con pollo, el caldo gallego y las masitas de puerco.
El próximo 10 de noviembre tendrá lugar la celebración oficial de los 50 años del restaurante cubano más famoso del mundo.