Los estadounidenses culpan a los no inmunizados de prolongar la pandemia. Los ciudadanos vacunados los responsabilizan de estropear el verano. Si las diferencias, cualesquiera que sean, se hubiesen dejado de lado, hoy la variante Delta no sería una amenaza.
Este jueves el presidente Joe Biden ejerció su potestad corporativa para solicitar a los trabajadores federales que se vacunen. Además solicitó a la población vacunada el uso de máscaras en sitios públicos. Esta nueva directriz ha sido recibida por los que se inmunizaron como una noticia desalentadora.
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Al mando de una interesante crónica está el periodista de la AFP, Issam Ahmed. Tiene una pieza titulada: Estadounidenses vacunados contra covid-19 culpan a los no inmunizados de prolongar pandemia. Detectó que la última ola de COVID-19 en Estados Unidos ha despertado frustración entre las personas vacunadas. La variante Delta en mucho más contagiosa y está creando una nueva ola de infestados.
Culpan a los no inmunizados
Un verano boreal libre de restricciones sanitarias acaba de perderse. La aparición en televisión del Presidente este jueves y las recomendaciones de los CDC el miércoles lo confirman. Entre los que culpan a los no inmunizados por frustración está Alethea Reed. Ella es una administradora sanitaria de 58 años en la capital, Washington. Dijo que “es casi como si no les importara el resto del mundo. Están siendo egoístas y egocéntricos”.
El periodista Ahmed también se tropezó con el enfado de Anne Hamon, de 64 años. Está molesta por no haber podido convencer a su propio hermano de vacunarse. La dama asegura que la situación es “muy frustrante”. Es así porque ella y su esposo tienen condiciones físicas que les hacen correr más riesgos en caso de contraer COVID-19.
Los CDC recomendaron esta semana que las personas vacunadas volvieran a portar mascarillas en gran parte del país. Esta medida atizó la rabia entre quienes creen que sus vidas se están viendo alteradas por las decisiones de otros.
Debajo del rango
Los datos epidemiológicos son los que crean las reglas del juego. El 60,2% de los adultos de Estados Unidos tienen la pauta completa de vacunación. El rango está muy por debajo del 85-90% que los epidemiólogos consideran ahora necesario para contener el virus. Ocurre en una nación en que las vacunas están disponibles desde hace meses y son gratuitas.
Y por qué culpan a los no inmunizados. La respuesta parece sencilla. Las estadísticas muestran marcadas diferencias políticas y regionales entre los que aceptan y rechazan la vacuna anticovid. La menor fracción de inmunización se encuentra en estados con voto republicano en el sur del país, y la más alta en el noreste liberal.
Hasta hace poco, la conversación en torno a los reticentes a las vacunas se centraba en aliviar sus preocupaciones. Se facilitó al máximo las vacunas anticovid. Además se impulsó la demanda mediante regalos y sorteos.
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Pero ahora “la comprensión se convirtió en impaciencia y los incentivos en consecuencias”. Esa conclusión la recibió la AFP del exredactor de discursos republicano David Frum. Él recientemente escribió un artículo titulado “Vaccinated America has had enough” (Los estadounidenses vacunados están hartos) en la revista The Atlantic.
Este jueves, el presidente Joe Biden anunció que los millones de trabajadores federales del país tendrían que vacunarse o someterse a pruebas periódicas y llevar mascarillas, siguiendo las medidas similares adoptadas por los estados de California y Nueva York.