La temporada de huracanes del Atlántico concluyó el 30 de noviembre con un hecho inusual: por primera vez en una década, ningún huracán tocó territorio estadounidense. Sin embargo, el periodo dejó cifras destacadas por la intensidad de varios fenómenos, entre ellos Melissa, catalogado como “la tormenta del siglo” para Jamaica.
Entre el 1 de junio y el 30 de noviembre se registraron 13 ciclones con nombre en la cuenca atlántica, de los cuales cinco alcanzaron la categoría de huracán. Cuatro de ellos fueron considerados mayores, es decir, con vientos superiores a las 111 millas por hora, según el reporte de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA). Aunque el número total de ciclones estuvo ligeramente por debajo del promedio histórico de 14, la cantidad de huracanes de gran intensidad superó la media anual, situada en tres.
Uno de los datos más llamativos de la temporada 2025 es que se convirtió en la segunda con más huracanes de categoría 5 registrados, con tres eventos: Erin, Humberto y Melissa. Solo la supera la temporada de 2005, que contabilizó cuatro. Un reporte de la Universidad del Estado de Colorado (CSU), referente en estudios meteorológicos, subraya que ninguna otra temporada, salvo la de 2005, ha tenido más de dos ciclones de máxima categoría.
El panorama contrasta con el de 2024, cuando se formaron 18 tormentas y 11 huracanes, cinco de los cuales impactaron directamente en Estados Unidos. En ese año, Helene dejó más de 200 víctimas mortales en el sur del país. En 2025, únicamente la tormenta tropical Chantal tocó suelo estadounidense, al hacerlo en julio en Carolina del Norte, donde causó dos fallecimientos.
Para el profesor Hugh E. Willoughby, experto en huracanes de la Universidad Internacional de Florida (FIU), la temporada estuvo marcada por un inicio “con un golpe”, seguido de un periodo de actividad más contenida. El académico señala además que el calentamiento del Ártico podría estar modificando la dirección de los vientos y desviando los ciclones hacia el este, lo que explicaría la ausencia de impactos directos en Estados Unidos.
Desde la NOAA, su administrador, Neil Jacobs, destacó que el hecho de que ningún huracán haya impactado a Estados Unidos representó “un descanso necesario”. No obstante, recordó que Chantal provocó daños en las Carolinas y que otros huracanes, aunque distantes, generaron fuertes oleajes que afectaron propiedades en la costa este.
Melissa, el más devastador
El huracán más devastador del año fue Melissa, que el 28 de octubre tocó tierra en Jamaica como categoría 5, convirtiéndose en el tercer ciclón más intenso del Atlántico. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) lo calificó como la “tormenta del siglo” para la isla. El fenómeno dejó más de 100 fallecidos —54 en Jamaica y 45 en Haití— además de víctimas en Panamá y República Dominicana, y daños superiores a los 48.000 millones de dólares, según AccuWeather.
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Melissa sorprendió por su rápida intensificación y por permanecer casi estacionario sobre aguas del Caribe, más cálidas de lo habitual. Willoughby considera que estos comportamientos refuerzan el vínculo entre el cambio climático y el aumento destructivo de los huracanes: “De los 20 huracanes más dañinos, 10 han ocurrido desde el año 2000”, afirmó.

































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