En la actualidad, el ritmo de vida parece no tener pausa. Las demandas diarias parecen no tener fin, y precisamente en este punto es cuando el cuidado de la mente se ha vuelto tan crucial. Durante mucho tiempo, se ha priorizado lo físico, ignorando que la salud mental no es un lujo, sino un pilar fundamental del bienestar general. De hecho, la ciencia moderna ha demostrado que el estado de la mente y del cuerpo están entrelazados de manera inseparable.
Se trata de algo más que emociones. El cuidado de la salud mental puede fortalecer el sistema inmunológico, reducir el riesgo de enfermedades crónicas como la hipertensión y los problemas cardíacos, y mejorar la calidad del sueño. A nivel emocional, capacita a cada individuo para manejar mejor el estrés, construir relaciones más sólidas y desarrollar una resiliencia que permite enfrentar los desafíos de la vida con mayor entereza. Cuidar la mente es un acto de empoderamiento personal.
Un nuevo informe publicado en la revista científica The Lancet Psychiatry reveló que la salud mental de adolescentes y adultos jóvenes está en declive y se debe en parte a “megatendencias perjudiciales” como la desigualdad financiera. “Las tendencias globales que afectan a las generaciones más jóvenes también incluyen el robo de salarios, la falta de regulación de las redes sociales, la inseguridad laboral y el cambio climático, todo está creando un presente y un futuro sombríos para los jóvenes en muchos países”, señalaron los autores en el informe compartido por The New York Times.
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Más allá de lo individual
Hay patrones de pensamiento, sentimientos y comportamiento que pueden estar afectando la vida diaria, este podría ser el momento de buscar apoyo profesional. La salud mental tiene que ver con el bienestar general y se muestra en cómo se piensa, cómo se controlan los sentimientos y cómo se comporta una persona.
De acuerdo a la Clínica Mayo, un trastorno de salud mental puede afectar la capacidad para:
- Mantener relaciones con otros
- Enfrentar situaciones sociales
- Desempeñarse en el trabajo o en los estudios
- Participar en las actividades cotidianas típicas
- Aprender a un nivel acorde a la edad e inteligencia
- Manejar los cambios o lidiar con situaciones estresantes
¿Cómo pedir ayuda?
Hay muchas personas e instituciones dispuestas a orientar a quien lo necesite. Pedir ayuda es lo más sensato y valiente que una persona puede hacer. A menudo, las personas minimizan sus síntomas de salud mental, creyendo erróneamente que son una parte inevitable de la vida. Además, el miedo o la vergüenza pueden ser obstáculos poderosos que impiden buscar tratamiento, dejando a muchos en silencio.
Es crucial entender que nadie está solo. Si te preocupa tu bienestar mental o el de un allegado, el primer paso es hablar con un profesional. Se puede empezar con el médico de cabecera o programar directamente una cita con un psicólogo, psiquiatra o terapeuta.
“La salud mental es más que la mera ausencia de trastornos mentales. Se da en un proceso complejo, que cada persona experimenta de una manera diferente, con diversos grados de dificultad y angustia y resultados sociales y clínicos que pueden ser muy diferentes”, señaló la Organización Mundial de la Salud.