Es posible vivir en armonía con los ucranianos sin ser unos traidores. La rotunda réplica la hacen los inmigrantes rusos que viven en Miami luego que el presidente Vladímir Putin los atacara con férreamente por mostrarse críticos con su Gobierno y con la invasión a Ucrania.
Es “sencillamente ridícula” la arremetida que el Presidente Putin propinó a los inmigrantes rusos que viven en occidente y no comulgan con sus políticas, y calificarlos como “escoria” y “traidores”, comentó Ekaterina Vasilchenko, de 39 años de edad y residente en Estados Unidos desde hace varios años.
El cabreo que tiene Putin es monumental. Arremete muy duro contra la "quinta columna", los rusos de casta que viven en Miami o la riviera francesa. Les llama directamente "escoria" pic.twitter.com/KVaMLZgAes
— Sandro Pozzi (@sandro_pozzi) March 16, 2022
En días pasados el mandatario ruso tachó a sus coterráneos que viven en el extranjero de ser la denominada “quinta columna” de Occidente y aseguró que el pueblo ruso sabe distinguir a los patriotas de los miserables y los “escupirá como a una mosca que entró en la boca” mediante un proceso “natural y necesario de auto limpieza de la sociedad”.
Putin puso la mira de manera especial en los rusos que viven en Miami y en la Costa Azul de Francia y con ironía mencionó a aquellos que “no pueden vivir sin el foie gras, las ostras o las llamadas libertades de género”, y que por eso se sienten que pertenecen a una “raza superior” y no apoyan a su pueblo natal.
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Con enojo en su gesto, Vasilchenko dijo en una entrevista con agencias internacionales que no se siente una quinta columnista, mientras se encontraba en un centro comercial de negocios y cafeterías rusas ubicada en la ciudad de Sunny Isles Beach, vecina de Miami Beach, y donde reside una numerosa comunidad procedente de Rusia.
Los rusos lideran la lista de la comunidad extranjera más numerosa en esta ciudad con el 9,6 % de la población. Es tan numerosa que a la localidad se la conoce como “La Pequeña Moscú”, pese a que en ella residen también inmigrantes de otros países de Europa del este, incluidos ucranianos a los que estos días atienden con más cariño del habitual, según dice a los medios locales Iuliia Pash, propietaria de un comercio.
“Aquí vivimos todos juntos, rusos, ucranianos y bielorrusos e intentamos apoyarnos todos los unos a los otros, ahora especialmente a los ucranianos por la situación horrible que están viviendo, y estamos todos muy tristes por lo que está sucediendo”, dijo Iuliia Pash quien salió de Rusia hace casi un año para vivir con su esposo en el sur de Florida.
Las dos mujeres objetan de forma categórica que los emigrantes sean “malos rusos” por criticar las políticas de Putin y la invasión de Ucrania.
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Pero Pash y Vasilchenko no son las únicas que rechazan los señalamientos de Putin. Una frase escrita en un bote de basura situado en la entrada de un popular negocio de venta de productos típicos rusos no dejan lugar a dudas: “Putin kaput” (“Putin está acabado”), y hasta las tomas de agua para incendio de esta zona lucen los colores amarillo y azul de la bandera de Ucrania.
Vasilchenko cree que Putin tiene miedo de que los inmigrantes ofrezcan a sus familias y amigos una visión de la realidad diferente a la que se difunde en Rusia.