La gobernadora de Puerto Rico, Wanda Vázquez, anunció la firma de una declaración de emergencia de desastre mayor para la isla caribeña debido a los daños sufridos en el territorio caribeño desde el pasado 28 de diciembre, cuando dio inicio una inusual actividad sísmica.
Vázquez hizo el anuncio el sábado 11 de enero en el marco de una conferencia de prensa donde explicó que según datos preliminares los daños sufridos a causa de los movimientos telúricos ascienden a 110 millones de dólares. Gran parte de las averías derivadas de los destrozos sufridos en 539 estructuras que se vieron afectadas por los sismos registrados estos últimos días.
Indicó que el Departamento de Asuntos del Consumidor (Daco) emitió una orden de congelación de precios para alimentos y productos considerados necesarios para afrontar la emergencia que incluyen alimentos enlatados para bebés, leche y otros productos de primera necesidad.
Vázquez subrayó además que los puertorriqueños deben estar preparados ante la posibilidad de que réplicas como la ocurrida el sábado en la mañana de magnitud 6,0 se pueden repetir en los próximos días.
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“Hay que continuar preparándose y quienes no se sientan seguros que acudan a refugios”, destacó la gobernadora. Insistió en que es importante que se guarde la calma ante los acontecimientos por los que pasa la isla.
Vázquez adelantó que se pondrán de forma inmediata 2 millones de dólares a disposición de los municipios de Ponce, Utuado, Yauco, Guánica, Guayanilla y Peñuelas. Este monto está destinado a acometer pagos de gastos ocasionados por los terremotos que desde el pasado 28 de diciembre sacuden a la isla caribeña.
Mientras tanto las autoridades puertorriqueñas intentan de ofrecer la atención debida a los miles de refugiados en el suroeste de la isla quienes se encuentran atemorizados por la actividad sísmica que les mantiene en las calles por miedo a derrumbes. Gobierno y agencias federales estadounidenses trabajan conjuntamente para aliviar la precariedad de estas personas que desde el pasado martes 7 de enero hacen vida en la calle por miedo a que los refugios (polideportivos y escuelas) cedan ante los temblores que no dan tregua al suroeste de Puerto Rico.